La «cremà» de 2015 pasará a la historia por la meteorología y por el cúmulo de incidencias que produjo a lo largo y ancho de la ciudad. El viento obligó a incrementar el número de fallas protegidas, sobre todo en el litoral, y retrasó el servicio de bomberos hasta las 5 de la mañana. Además, hubo incidentes en el balcón del ayuntamiento, una persona herida por humo en Convento Jerusalén, una falla que no se quemó, un niño herido por petardos y mucho público y bomberos atrapados por remolinos de humo.

«Hay que estar satisfechos porque todo ha salido bien, pero el tiempo lo hizo todo muy complicado», declaró el concejal de seguridad Ciudadana, Miguel Domínguez, al hacer balance de la «cremà» del jueves. Él vivió en primera persona el desalojo del balcón del ayuntamiento por la llegada de pavesas que amenazaban la integridad de la corte de honor y de los invitados, que tuvieron que seguir parte del espectáculo desde unas ventanas acristaladas.

Pero las incidencias se repartieron por toda la ciudad. Para empezar, los bomberos tuvieron que proteger 114 fallas, 14 más de las previstas en un principio. Especialmente complicadas fueron las que estaban situadas en el litoral, como por ejemplo El Saler, El Palmar, Pinedo o los poblados marítimos, donde el fuerte viento de Levante causaba estragos.

Estas adversidades meteorológicas hicieron, por ejemplo, que la comisión de Río Tajo-Cavite optara por no quemar su falla. El monumento infantil lo guardaron en una planta baja y el mayor lo trocearon allí mismo para que lo retiraran, sin quemar, los servicios de limpieza.

En el caso de la falla Félix Pizcueta-Cirilo Amorós, ocurrió que las llamas del monumento infantil prendieron el grande y ambas ardieron a la vez.

En el capítulo de heridos, hay dos casos importantes que reseñar. En la falla Convento Jerusalén, una mujer perdió la consciencia por inhalación de humos y tuvo que ser atendida por el Samu, aunque no necesitó ser trasladada a un centro sanitario. Peor fue el accidente de un niño de 11 años en la falla Garbí-Alquería de Bellver. Del interior del monumento, siempre según fuentes municipales, salieron unos petardos hacia el público que le causaron quemaduras en el pecho, por lo que el menor tuvo que ser trasladado al hospital.

En muchos otros puntos de Valencia se produjeron, finalmente, remolinos de humo que atraparon al público y a los propios bomberos, aunque el problema no pasó de síntomas de ahogo sin mayores consecuencias.

Noche larga

En definitiva, una noche complicada que prolongó la «cremà» hasta bien entrada la madrugada. Según Miguel Domínguez, a las 3 de la mañana se habían quemado el 70 % de los monumentos y hasta dos horas después no se dio por finalizado el dispositivo.

Ese retrasó acabó afectando también al servicio de limpieza, que según Ramón Llin, debía haber terminado a las 8 de la mañana y por este motivo no acabó hasta una hora más tarde.

En el dispositivo de bomberos participaron 267 agentes, de los cuales 233 eran de Valencia y 14 eran invitados, compañeros llegados desde Alcorcón, Sevilla, Granada, Cazorla y Zamora. A ello hay que sumar 20 voluntarios de Protección Civil y 75 vehículos.