La comisión de Puebla de Valverde-II República inaugura hoy una exposición conmemorativa de su 25 aniversario. Y se trata de una efemérides bastante significativa en la historia de la fiesta fallera. Esta comisión protagonizará, junto con otras tres (Poetas Anónimos-Real de Gandia, Sierra Martes-Miguel Servet, Tribunal de las Aguas y Huerto San Valero) la última gran tanda de bodas de plata del censo fallero. Se trata de un indicativo de que cómo ha ido creciendo y sumando años el censo fallero. A partir de ahora, las efemérides de 25 años se convertirán en hechos aislados, casi anecdóticos, producto de la desaceleración en el nacimiento de comisiones en una ciudad que, con el paso de los años, ha urbanizado prácticamente todo lo que le quedaba.

Las comisiones del «cap i casal» (Tribunal de las Aguas es de Quart de Poblet) responden a un parámetro del que Puebla de Valverde es un ejemplo evidente: zonas de expansión de la ciudad, el crecimiento previo a la última gran oleada del ladrillo, la vivida en los últimos años. Pero esta, que tiene lugar en los años ochenta y noventa del pasado siglo, sí que aporta un número importante de comisiones. El presidente Juan Manuel García y el delegado de cultura José Antonio Moncayo, explican que la falla «ha crecido sobre zonas que antes eran de huerta». No son barrios nuevos, sino «semi-nuevos». Para entrar a vivir. «Ceramista Ros, Músico Gomis y Virgen de la Cabeza nos cedieron algún patio y no había muchos más. La demarcación es pequeña, pero a lo largo de los años han consolidado un censo bastante regular. Siempre nos hemos movido entre doscientos y trescientos. Como buen reflejo de lo que fue el origen del barrio, hubo una época en la que los matrimonios que vinieron a vivir aquí generaron épocas de, por ejemplo, tener hasta 150 infantiles. En los últimos años sufrimos una crisis, como la de casi todos, pero hemos remontado bien».