­Uno de los miembros del jurado que elegirá a la fallera mayor de Valencia de 2016 es el presidente de la comisión Telefónica (Ribera-Convento Santa Clara), Marcos Chico. Sin embargo, en su currículum tiene otro cargo que se elige en su comisión y en pocas más y que viene que ni adrede por esa corriente que pide igualdad en la fiesta a todos los niveles. Fue, en el año 2009, «fallero mayor» de su comisión.

El cargo de fallero mayor de Telefónica empezó «en el año 1983» y no es una designación por alguien que pague una cantidad de dinero (estilo «presidente de honor» o «fallero de honor»). Este es un cargo electo. «Votan las mujeres de la comisión. Surgió porque las propias falleras preguntaban por qué los hombres no tenían ningún cargo honorífico. Surgió la idea y son ellas las que eligen por votación secreta a un fallero, del que se recompensa haber tenido buena relación con la comisión femenina, su simpatía y, en definitiva, la empatía con la falla y especialmente con ellas». La elección es la primera del nuevo ejercicio. «El 19, cuando se ha quemado la falla, y antes del brindis final, se despide al fallero mayor del año y se da a conocer el resultado de la votación y se nombra al nuevo». A lo largo del ejercicio, el fallero mayor invita a la comisión a una cena, y también a las mujeres y existe «la propia cofradía de "ex", que se reúnen, tanto ellos como sus esposas, con cierta regularidad». Sin embargo, hay dos líneas que no se traspasan: «por una parte, el respeto a la primacía de la fallera mayor de la comisión y que el cargo "chirigotero". Todo fallero de la comisión le gusta o le gustaría ser. A mi me lo dieron cuando apenas llevaba dos años en la comisión y puedo asegurar que fue todo un honor. Pero tiene unos límites muy claros. No tiene papel ni en la proclamación, ni en la exaltación ni en la visita al taller... el día de su cena sí que se le hace pasillo, pero sólo ese día en el que él es el protagonista».

En los últimos tiempos hay sectores en la fiesta (o ajenos a ella) que no sólo cuestionan la figura de la fallera mayor de Valencia, sino la de la falta de paridad. Marcos Chico está ahora sometiendo a examen a las trece candidatas. «No es un pensamiento ni feminista, ni machista ni cosa que se le parezca. Yo entiendo el cargo, y hasta la fiesta, como una forma de ensalzar a la mujer y hacerlo dulcemente. La fallera mayor reina, pero no gobierna, porque para gobernar están presidentes, vicepresidentes, secretarios, presidentas, vicepresidentas y secretarias. Pero es un cargo al que se le puede sacar muchísimo más partido. No tendremos una "ministra de exteriores" mejor. Y se equivoca el presidente de falla y la presidenta de falla, que no entiende que el protagonismo y la ilusión tiene que ser el de ella».

«El "míster" sabe a lo que va»

Su diagnóstico es contundente: «ni se me pasaría por la cabeza hacer un "fallero mayor de Valencia"». Y ante la comparación de que hace unos años era impensable un «míster Valencia», es igual de contundente: «no imagino a ningún joven que quiera ser fallero mayor. Y el que va a ser "míster" sabe a lo que va: a labrarse un futuro que no concebimos en el cargo de fallera mayor de Valencia». El de fallero mayor, sin embargo, es un cargo que sí que existe, por ejemplo, en las fallas de Benicarló.

«Tienen una ilusión enorme»

De su experiencia como jurado subraya dos aspectos: «lo que dijo mi compañero Nico Garcés es cierto: todas están en liza y todas quieren ser. Y tienen una ilusión enorme. Eso me demuestra que es un cargo que no está pasado de moda. A las chicas les gusta ser falleras mayores de su comisión y luego ser de la corte y luego ser fallera mayor de la ciudad. No despreciemos algo que, si queremos, tiene un valor extraordinario».