La elección de las falleras mayores de Valencia serán el primer gran acto en el que el protocolo ofrecerá una imagen diferente en el último casi cuarto de siglo. Por primera vez desde el nombramiento de 1992 será un alcalde quien comunique quienes son las agraciadas. Y también será la primera vez que hace la llamada telefónica en directo, puesto que Ricard Pérez Casado todavía nombró a sus últimas falleras mayores, Pepa Oliver y Belén Medina, por el método de leer el acta en la asamblea de presidentes y llamarlas posteriormente, desde el despacho de alcaldía.

Han cambiado mucho las cosas y mañana, Joan Ribó asumirá el proceso sin ningún cambio sustancial. Los responsables de la fiesta no han considerado necesario realizar ningún ensayo con el primer edil. En todo caso, quien sí que se acercará previamente es el secretario general, José Martínez Tormo, para comprobar la línea telefónica en la mesa presidencial e incluso ensayar el momento en que empieza a teclear el número. Realmente, es el secretario quien tiene la principal responsabilidad en ese instante, puesto que debe estar sincronizada con la lectura del acta.

Será, eso sí, la primera vez que tanto la pregunta como la contestación se realiza en valenciano, ya que prácticamente todas las candidatas lo dominan con fluidez o, por lo menos, con el suficiente dominio como para tratar de establecer la breve conversación.

Cuatro estarán en el casal

Las candidatas procedentes de poblaciones (Mislata, Quart y Xirivella) estarán en domicilios de la ciudad de Valencia y cuatro de las candidatas responderán desde los casales: las mayores Iris Alonso (Archiduque Carlos-Chiva), Pepa Esbrí (Els Somnis), Beatriz Díaz (Merced) y la infantil Celia Guerras (Industria). En la proclamación, el acto mantendrá también su protocolo. Eso sí, Ribó no recibirá a las falleras ni con vara de mando ni ningún otro atributo como alcalde (Rita Barberá sí que llevaba la banda acreditativa) Pero lo que sí que se seguirá con interés es el discurso del alcalde. El parlamento será más breve y que, dentro de lo difícil que es salirse de las líneas maestras, sí que será diferente en cuanto al mensaje, que se tratará de enriquecer de contenidos tras unos últimos años bastante rutinarios. Las elegidas recibirán, como en años anteriores, un «alfabeguer».

No la cogerá del brazo en el Palau

Queda otro aspecto por definir para el futuro inmediato, que es el papel de Joan Ribó en la exaltación del próximo mes de enero. Descartada la fórmula antigua de llevar a la fallera cogida del brazo (como hacía Pérez Casado), se barajan dos opciones: mantener la fórmula actual, caminando unos pasos por detrás, o recibirla directamente en el escenario.

Lo que sí que parece seguro es que los responsables falleros no estarían en el escenario durante toda la parte protocolaria, como hasta ahora había sido la norma.