La proclamación es un acto cargado de emotividad porque las nuevas falleras reciben un subidón cuando ascienden la escalera a los sones de la banda municipal. También es el final, ahora sí, de las del año anterior. Estefanía López se apuntó a la nueva tradición y llevó el mismo vestido que cuando fue elegida, aquella tela de valenciana de color verde. María Donderis no: cambió el rojo por el azul.

Con todas las novedades en el gobierno de la fiesta, la atención volvió a centrarse en la indumentaria de Joan Ribó „el eterno debate sobre la «no corbata»„ y, en contraste, el «pincel» que era Pere Fuset.

No pudo estar, lógicamente, el padre de Alicia, que no regresará a Valencia hasta finales de noviembre, mientras que Sofía recogía el guante y se confesaba «preparada para hablar en la Crida». El acto concluyó con un inesperado «se levanta la sesión» de Ribó, segundos después de escucharse el himno de España. Y de ahí, todas a cenar al bar Goya, recuperando algunas viejas tradiciones. m. d. valencia