La Junta Central Fallera y los agentes sociales de la fiesta (Federación de Especial, de Primera A , de Ingenio y Gracia, Interagrupación y delegados de sector) han llegado a un acuerdo para establecer definitivamente unas pautas en el reparto de subvenciones y acabar, de alguna forma, con el enfrentamiento suscitado en las últimas asambleas.

Según el acuerdo, que se dará a conocer hoy, se acuerda mantener las subvenciones tal como estaban establecidas al inicio del ejercicio: 25 por ciento para el monumento fallero y 20 por ciento para la iluminación artística. Se recupera, de este modo, el dos por ciento «de la discordia», ese que desató una tormenta entre la concejalía y la Interagrupación, que consideraba había sido una decisión no consultada. Todos los agentes consultados por Levante-EMV repiten el mismo argumento, que parece que quedó como una máxima: «no cambiar las reglas del partido cuando éste ha empezado». Eso, a pesar de que el concejal Pere Fuset trató de demostrar, en aquella asamblea, que el perjuicio económico era muy escaso para la práctica totalidad de comisiones.

Esta regresión forma parte de un calendario, ya consensuado y establecido, de cara a los siguientes ejercicios. Para las fallas de 2017 sí que bajará la subvención de la iluminación, y ese dinero será distribuido a diferentes partidas. La bajada, al parecer, no estaría cerrada en un porcentaje fijo, sino que estaría condicionada a necesidades pero, en cualquier caso, sería como mínimo del dos por ciento y, normalmente, sería más.

Las principales beneficiarias de esa redistribución de ayudas serían las bandas de música, para cuya contratación iría destinada una parte importante de esta modificación.

El 25% a la falla no se toca

En cualquier caso, el 25 por ciento de ayuda al monumento fallero no estaría sometido a ninguna modificación. Se considera una ayuda prioritaria e inamovible.

A esto hay que añadir la reconversión del Programa Germanor (el dinero destinado a subvencionar la fusión de verbenas en la semana fallera) que, definitivamente, iría a parar también a bandas de música, a pirotecnia y, en todo caso, a fusionar verbenas de San Juan.

Con este acuerdo se consigue, por encima de cualquier otra cuestión económica, firmar la paz entre estamentos. El desencuentro entre los dos grandes bloques (concejalía de fiestas e Interagrupación de Fallas) había provocado que la tensión se palpara en las dos últimas asambleas y, lo que es peor, auguraba un ejercicio, cuando no una legislatura, cargada de tensiones que ahora, con este acuerdo, debería evitarse.

Quedaría sin efecto la idea de incorporar más arcos luminosos de publicidad, cosa con la que saldrá ganando la estética. Y fuera del acuerdo faltaría desatar otro nudo: el acuerdo asambleario de conceder premios sin excepción a todas las fallas infantiles. Esa decisión estaba condicionada a que el vicepresidente del área, José Manuel Acosta, diera el visto bueno a su viabilidad. Ahora, con este acuerdo, podría haber una llamada general a aceptar la «marcha atrás» de esa partida, que tampoco gusta a los artistas.