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Por mucho que tengan ojos, cara y boca, darle un beso a un trozo de poliuretano expandido sólo puede responder a algún motivo muy especial. Eso es lo que sucedió las pasadas fallas en la plaza del Pintor Segrelles. Y la cámara estaba allí. La de uno de los falleros de la comisión. El artista, José López «Selfa» remataba la «plantà» estampando un «muac» a la fallera que formaba parte del remate del monumento. Hace unos días, los protagonistas volvieron a juntarse: el artista y la comisión. Porque de la fallerita en cuestión no queda absolutamente nada, más allá, si se quiere, de su ADN guardado en soporte informático para una posible clonación en el futuro. La imagen sigue siendo su foto de perfil en Facebook.

«Fue un reto con Juanjo, un fallero de la comisión. Me dijo que si le daba un beso, me fotografiaría». Está dado en el momento culminante de una plantà: cuando encaja la última de las piezas del remate, pues para el resto, «arrimar» las bases, ya no hay tanto intangible y lo que importa más es tener oficio. Encajar la última pieza de riesgo tenía además, una motivación añadida: «el año pasado lo pasé muy mal porque la lluvia deterioró mucho la falla durante la plantà. Hubo que trabajar mucho para ponerla a punto nuevamente. La comisión lo entendió perfectamente y prueba de ello es que continuamos». El beso se convirtió, de alguna forma, en una liberación, por mucho que la fallerita no cambió el rictus de mal humor que la acompañó hasta que fue pasto de las llamas.

Esa falla logró el séptimo premio de falla y segundo de ingenio y gracia, razón más que suficiente para repetir, por tercer año, en Pintor Segrelles, una de esas comisiones que tienen el buen gusto de apostar por el monumento fallero en las secciones medio-altas.

Un «agujero» de 12 años

La trayectoria de José López es curiosa: plantó en Chiva-Francisco de Llano en el año 2001. De una forma muy apañada, todo sea dicho, porque logró un segundo premio. Y a partir de ahí desapareció como autor hasta el año 2013. «Estuve haciendo fallas infantiles, incluso en Sección Especial, pero ví que estaba verde y me puse a trabajar en el taller de Paco López». Regresó en 2010 a las fallas infantiles y fue en ese 2013 cuando empezó su trayectoria en grandes. Desde entonces se ha movido por todo tipo de secciones. Tras el séptimo premio del año pasado, en la presente edición da el salto a Primera A en el Mercat del Cabanyal. «No miro más arriba. Estoy verde para querer hacer algo más». Con diseño de Raúl Martínez, en Pintor Segrelles presentará una falla doble, en la que los personajes de los mitos de diferentes culturas se desdoblan en la falla grande y en la infantil.