Lo que no se le puede negar a la estrategia de comunicación con el cartel de fallas de 2016 es que ha sido un éxito rotundo: se ha hablado y se va a hablar de la imagen corporativa más que los diez últimos años juntos, en los que el cartel, fuera bueno o malo, pasaba totalmente desapercibido dentro de la tormenta de estímulos para la vista, oido, olfato, gusto y tacto que genera la fiesta fallera.

Fue desvelar la obra de Ibán Ramón y recibir parabienes y críticas en proporciones variables. Al sector tradicional no le gusta nada y al sector más moderno les encanta. Lo único cierto, en todo caso, es el origen y desarrollo de la idea que hizo el autor: «si recordamos el origen de las fallas a través de la "estoreta velleta", ésta la representamos recogiendo objetos viejos». Así, aparecen los añejos tipos que representan la literatura, la peonza que es el carácter lúdico, el cepillo por el supuesto origen de los carpinteros, la madera trabajada que simbolizaría el trabajo del artista o la escuadra que representa al diseño de los monumentos. Estos elementos han aparecido los últimos días en un anuncio previo que se podía ver en las calles de la ciudad.

La principal novedad es que no es un cartel, sino cuatro. Y en ellos hay un elemento principal: la falla, con su armazón de madera (representada por una regla de ferretería), el humor (un ninot sonriente), la indumentaria (una fallera -por cierto, con tres moños-) y la música (una dolçaina). Se echa de menos quizá la pirotecnia. Y esos cuatro objetos en naranja se combinan con esos elementos de la «estoreta». El cartel que representa la falla será el emblemático (el que quedará a efectos museíticos) y los otros se utilizarán en diferentes actos oficiales.

El concejal Pere Fuset defendió la contratación directa del diseñador valenciano «entre 37 candidatos incluso de Italia o Rusia» y defendió que con diseños de este tipo «se busca la excelencia en la comunicación gráfica, que lo convierte en una herramienta de comunicación, lo que ayudará a su proyección internacional y más en un año en el que estamos en plena campaña de difusión de la candidatura». Fitur será el primer espacio público en el que se lleven los carteles. «Es el momento donde hay que sacarlo, no presentarlo en noviembre y guardarlo en un cajón».