Estos tres artistas vivieron su trayectoria profesional con cartón y poliéster y Miguel Santaeulalia fue el primero en modelar íntegramente en «corcho blanco» una falla de Sección Especial. Hasta el más veterano, como es Pepet, reconocía que «ahora se hacen auténticas maravillas. Si el Sorolla que yo planté en el ayuntamiento, que era de cartón y madera, lo hago de corcho, pongo el doble». Mollá tuvo su punto crítico en que «somos tan generosos que con ese material podríamos ganar más dinero porque abulta más, y en lugar de eso hacemos fallas mucho más grandes». Santaeulalia es un natural defensor. «El empleo de robots es un avance y ha mejorado la falla. Y hay que recordar siempre que la tecnología logra un acabado muy superior a lo imaginable hasta entonces. Pero no es la tecnología, sino el artista que maneja la tecnología y quien después remata el producto». También expresaron algunas dudas sobre las nuevas titulaciones de formación profesional en el sentido de que «en esta profesión, el taller es imprescindible, porque lo que hacemos es un híbrido de especialidades. Es un oficio diferente» dijo Santaeulalia. Pepet, con su gracejo habitual, dijo que «yo he tenido gente de bellas artes limpiando el water un año» y Mollá fue más generoso: «con dos o tres años en el taller puede hacer fallas si es aplicado».