­Ya es un acto más en el programa. Horas antes del inicio de la Crida, las primeras comisiones corren a coger sitio y van ambientando la fiesta con bailes, charangas y bebidas. No importa ni la lluvia (que ayer estuvo impertinente en algún momento), ni el día, ni que hubiese fútbol: a primera hora de la tarde la gente ya abarrotaba las Torres de Serranos con paraguas, sillas, bolsas y algún que otro cubata en la mano. Es curioso ver como una simple quedada para coger sitio se ha convertido con los años en una especie de ritual para calentar los motores falleros.

Así lo contaba María Caravaca: «Las fallas significan mucho para nosotras porque somos valencianas y muy falleras. Por eso venimos tan pronto: nos gusta estar en primera fila y vivirlo muy de cerca porque llevamos mucho tiempo esperando a que empiecen» Su amiga, Alba Roca, de la falla L´Eliana-Cid apoyaba sus palabras añadiendo: «Nos parece que la Crida es un acto muy importante. Nos gusta venir antes porque hay un gran ambiente y nos lo pasamos muy bien con nuestros amigos y con los de nuestra falla». Como si del concierto del cantante de moda se tratara.

A las cinco de la tarde la Policía cortó el tráfico y los cientos de falleros que ocupaban las aceras se agolparon para ocupar las primeras filas bajo las Torres de Serranos. A partir de ese momento, y pese a la lluvia amenazante, la calle se convierte en el centro de la fiesta hasta que la Crida dé comienzo. Cuatro horas de marcha y diversión amenizadas por charangas de las fallas que asisten al acto, que incluso viéndose superadas en decibelios por las pruebas de sonido, no dudan en seguir tocando para animar el plantón. La lluvia amenazante se tornó torrencial, obligando a los falleros a refugiarse bajo árboles cercanos, donde la fiesta fue en aumento. Nada más normal que falleros de distintas comisiones bailando juntas bajo un sauce. Los más listos repartían tarjetas de copas gratis en el garito de moda.

La hora de la Crida se acerca y las calles se van llenando cada vez más de falleros y curiosos deseosos de empezar la fiesta. Empiezan los manteos a las falleras mayores. La gente comienza a intentar coger un sitio estratégico para poder ver bien el acto fallero que da el pistoletazo de salida a las Fallas.

«Nos juntamos aquí la mayoría de las fallas y bailamos con la música que nos ponen, nos reencontramos con nuestros amigos de otras fallas y nos dedicamos a beber y a divertirnos», relata Alejandro Ortega, miembro de la comisión Doctor Pestet Aleixandre, a la cual también pertenece una de las falleras de la Corte de Honor, Ainoa Rivera, que se afanaron por buscar un buen sitio.

Casi parece que los asistentes disfrutan más las horas previas a la Crida que el acto oficial en sí. Una amiga y compañera de comisión añade, visiblemente entusiasmada: «Es muy emocionante estar antes. Se nota que estamos deseando que empiecen las fallas, ¿no?». Empieza el no acabar.