La iluminación de fallas se divide entre la que ponen las comisiones y la que contrata el ayuntamiento para las calles más emblemáticas. En la edición de este año se vuelve a dar una situación, cuanto menos, anómala, que sigue sin solucionarse: uno de los arcos, concretamente el último de los que hay en la calle de la Barchilla, se apoya en dos de los edificios más emblemáticos de Ciutat Vella: la Catedral y el Palacio Arzobispal.

La iluminación es la última parte de una serie de arcos que empiezan en la calle de la Paz. En la presente edición, la empresa contratada ha anclado una iluminación de tipo geométrico, a base de cuadrados formados, a su vez, por cuadrados más pequeños de colores blanco, azul y verde. Éstos se prolongan durante toda la calle para desaparecer al entrar en la plaza de la Reina, donde es imposible poner arcos al tratarse de una zona muy amplia. Sin embargo, la iluminación continúa al llegar a la calle de la Barchilla. Primero son cinco arcos con un único cuadrado, que se anclan a las fachadas, tanto de las fincas de la derecha como de los edificios auxiliares de la Catedral. El último de estos arcos, sin embargo, es doble, se planta una vez rebasado el pasadizo en alto que conecta la Seo con la residencia eclesiástica y es la que se apoya en ambos edificios.

Fuentes municipales aseguraron a este diario que se trata de la misma disposición que el año pasado. La empresa instala los alambres de sujeción en los mismos lugares que en otras ediciones. No se ha reparado año tras año en que se ocupan edificios históricos, especialmente en el caso de la Catedral.

La iluminación de los recorridos de la Ofrenda corren por cuenta del ayuntamiento, a pesar de que, en ocasiones, toquen la demarcación de alguna comisión. El caso de la calle de la Paz es curioso porque, una vez rebasada la jurisdicción de la comisión Reina-Paz, se entra en una de las pocas «zonas muertas» que quedan en la ciudad, sin comisión de falla adscrita, y que es todo el territorio alrededor del Palacio Arzobispal. De hecho, la siguiente falla hay que encontrarla en la plaza de Mosen Milà y, mucho más lejos, la plaza de Sant Bult.

La calle San Vicente, que tiene más fallas en su recorrido, también es iluminada por el ayuntamiento. En este caso se opta más por la guirnalda y no por la figura geométrica. Se da la circunstancia de que ambas luces están ya encendidas.