El ritual de la «plantà» ha alcanzado condición de acontecimiento grande a lo largo y ancho de los ultimos años. Por esta razon, ya son miles las personas que desde mitad de semana acuden a ver las demarcaciones y también, por esta razon, se organizó un acto especial en la falla municipal.

Un acto frustrante porque lo que empezó siendo una fiesta que dejaba a la gente con la boca abierta se echó a perder por la interrupción de los efectos pirotécnicos. La cabeza del artista fallero voló desde el suelo iluminada por un cañón de luz y fue colocada en el cuello de la gran figura de la falla municipal. Aplausos generales. En ese momento empieza a latir un gran corazón en el interior de la escultura. Más asombro. A partir de ahí la pirotecnia empezó a dialogar y el espectáculo se venia arriba pero, en ese momento, súbitamente el castillo se cortó. Se habian visto carreras apresuradas y el par de minutos de silencio se hicieron eternos, mientras el público comenzo a silbar. Se pudo disparar algo más del castillo, pero para entonces la gente ya había sufrido el despago.

En definitiva, lo que tenía que haber sido una noche brillante y única quedó en intento. La idea fue espectacular pero ayer se quedó muy a medias. Subieron al balcón los representantes de Piroquiles y recibieron división de opiniones del público. Entonces explicaron lo que había pasado: al parecer, un apagón en el suministro de fluido eléctrico descoordinó el espectáculo pirotécnico. En el balcón del Ayuntamiento, la decepción era general entre los allí presentes, en especial el concejal Pere Fuset, que señalaba: «con lo bien que estaba yendo todo».

Así, la noche, que estaba pensada para poner en valor el trabajo del artista fallero y generar un nuevo acto para el público, se quedó en el intento.

Más allá de este accidentado final de día, la «plantà» continuó su ritmo con subidas de remates espectaculares como las de Convento Jerusalén, Na Jordana o Grabador Esteve. Es decir, fallas que igual son de Especial que de Primera A. Cada vez queda menos escampado en el suelo y en un par de días ya toca arrimar las escenas.