Bajo un sol de justicia, miles de personas presenciaron ayer la decimosegunda «mascletà» de las Fallas 2016, si no se cuenta ni la del día de la Crida ni la del 29 de febrero. Lo hicieron pese a las altístimas temperaturas, que obligaron a la Cruz Roja a multiplicarse en la plaza. Acabaron atendiendo 23 lipotimias y trasladando a un paciente con síntomas de síncope al hospital en una «mascletà» a cargo de Pirotecnia Crespo, de Alzira, presidida por el jefe del Consell, Ximo Puig.

La pirotecnia alcireña presentó un disparo «diferente a lo tradicional» y que «solo ha tenido una cosa normal, la traca mecanizada», según explicó tras el disparo el técnico gerente de la empresa, Vicente Rodríguez. «Se ha visto lo que estaba pensado en mi cerebro», dijo Rodríguez, que pretendía «ingeniar una ‘mascletà’ diferente a la tradicional».

La parte de la que más orgulloso se sintió Rodríguez fue el terremoto, porque fue «muy largo» y eso es «lo que le gusta a la gente, que el ruido se le meta en las orejas», afirmó. Esa era «la sorpresa», «el final turbo», explicó el pirotécnico, quien añadió que la «mascletà» contó con «un final muy largo con mucho color que no se acababa nunca».

La abarrotada plaza registró no pocas toneladas de basura, acumuladas tras el disparo, que operarios municipales se afanaban en retirar cuando terminó el disparo.

Puig hace hueco en su agenda

Acudió a la «mascletà» el presidente de Generalitat, Ximo Puig, que destacó que la fiesta fallera «es una fiesta que tiene un arrastre económico muy importante», por lo que hay que «hacer todo lo posible para que tenga la mayor proyección internacional». Asimismo, afirmó que ya «ha guardado» hueco en su agenda para poder asistir a algún acto de la semana fallera. Además, el jefe del Consell anunció que las Fallas «van a pasar por el Palau de la Generalitat».