Los bomberos de Valencia se preparan para la «nit de la cremà», la que sin duda es para ellos la noche de mayor riesgo del año. Un total de 228 bomberos (el 60% de la plantilla) estará esta noche en las calles de la ciudad controlando la «cremà» de casi un centenar de las 380 fallas que serán pasto de las llamas. Son las fallas consideradas de alto riesgo. Además habrá otros 60 bomberos de guardia para atender otras incidencias. Es una noche en la que casi todos los bomberos, excepto los que son mayores o están de baja, trabajan, afirma el inspector jefe del Servicio de Bomberos de Valencia, Vicente López, quien explica que este año hay monumentos que requerirán especial destreza como el de la comisión Mistral-Murta, en Benimaclet, que está muy encajonada.

«En general, este año hay menos riesgo porque las fallas tienen menos volumen», apunta el jefe de Bomberos. Salvo las que se hacen a la antigua usanza, con vareta, como la de la plaza del Ayuntamiento, la mayoría de fallas está hecha de polietileno o corcho blanco que «arde muy rápido y tiene poca carga de fuego». El riesgo aquí es el humo tóxico. Para protegerse del mismo y de las quemaduras los bomberos van pertrechados de equipos ignífugos.

Los bomberos ya realizaron el día de la «plantà» una inspección previa de los monumentos que solicitaron asistencia para planificar el operativo, en el que participarán cerca de 90 vehículos „78 vehículos de bomberos y 11 camiones cisterna y de limpieza„. «Hasta que las fallas no se plantan no se ve realmente el riesgo», explica a esta diario Vicente López, quien añade que hay dos factores clave en la «nit de la cremà». Uno es situar las cargas inflamables y determinar el punto dónde se va a iniciar el fuego para conseguir que el monumento arda de arriba a abajo. Algo que deciden los bomberos junto con el pirotécnico. No siempre se consigue una «cremà» de arriba a abajo porque en hay monumentos con elementos inestables en los que hay dirigir los chorros de agua para evitar vuelcos incontrolados.

El segundo factor, aunque igual o más importante, es la climatología. El peor enemigo de los bomberos esa noche es el viento, que no está previsto haga acto de presencia esta noche, lo que facilitará la «cremà». Este año asistirán a la cremà como «invitados» siete bomberos llegados de Andorra y Bejar que quieren vivir en persona la noche del fuego, algo que no se da en ninguna otra parte. Vicente López asegura que los bomberos valencianos no reciben una formación específica para las fallas. La experiencia es la clave.

Contrariamente a lo que suele ser su trabajo, la función de los bomberos durante la «cremá» no es apagar las llamas sino propiciar un fuego controlado y refrescar el entorno para evitar que se incendie lo que no toca, apunta el suboficial del Parque Central de Bomberos Miguel Hernández. Con todo, siempre se producen incidencias, desde persianas chamuscadas hasta chispas y pavesas que entran en alguna casa y dan algún susto a los vecinos. En los últimos años no se han registrado incidencias graves, destaca López, quien no puede precisar el volumen de agua que se gasta, aunque sin duda «es mucha».

En toda la provincia 440 bomberos supervisarán la cremà de más de 500 monumentos.