Hay varias maneras de entrar a la plaza de la Virgen. Se puede hacer con la cabeza alta, con orgullo; enjugándose las lágrimas lleno de emoción; o mirando al dibujo del manto de la Virgen en ese ambiente peculiar que se forma en una plaza abarrotada de músicos, falleros y curiosos. La Ofrenda de 2016 finalizó ayer, al filo de la medianoche, con la entrada de la Fallera Mayor, Alicia Moreno, y su Corte de Honor. Horas antes se había desvelado uno de los secretos mejor guardados del manto de este año: cómo era el dibujo de e Sant Vicent Ferrer. Que el patrón iba a formar parte del manto ya se conocía, pero no se sabía ni dónde se encontraría ni qué imagen sería. «Mira, es Sant Vicent», decían los curiosos que observaban la Ofrenda desde la zona recayente a la calle Caballeros.

Para los falleros y, sobre todo porque se cumplen los tópicos, las falleras, al acceder a la plaza lo que menos importa es el dibujo del manto. Lágrimas y pañuelos escondidos en las mangas de los trajes regionales protagonizan los primeros pasos en la plaza de la Virgen para cientos de falleros. «Cada año igual», repetía ayer una fallera de una comisión de la Seu-Xerea al entrar a la plaza de la Virgen.

Transcurrió la tarde con normalidad en la plaza y un ojo en el cielo. Las calles de los alrededores estaban colapsadas con miles de falleros que llevaban los paraguas «por si acaso». El manto se puede mojar pero los trajes de ninguna de las maneras. Finalmente la lluvia hizo acto de presencia pero no impidió que la Ofrenda terminara con normalidad al filo de la medianoche.