Las Fallas se viven tanto de día como de noche. Pero en la comisión Cuba-Literato Azorín, se vive de noche. Empieza la vida, de hecho, en torno a las 20.30 horas, cuando el primer encendido de la iluminación congrega a miles de personas en torno a la falla, que ha ganado el primer premio en calles iluminadas, pero también el de la Sección Especial. Unos galardones, sobre todo el de falla, tan inesperados como abrazados por la comisión, que ha vivido uno de sus años más complicados con los cambios en el bando municipal que le han obligado a reducir el mercadillo que rodea la falla.

Son las 13 horas del día 18 de marzo y no hay adultos con polo azul en el casal de Cuba. En realidad sí, apenas unos pocos que descansan con cara adormilada mientras a su alrededor la comisión infantil disfruta del tramo de Literato Azorín entre la falla y la calle Filipinas, que se ha convertido en su reino inviolable.

A apenas unos metros, el ordenado caos que es Russafa en Fallas discurre alrededor del monumento de Carlos Carsí. Se agolpan, precisamente, en Literato Azorín porque en una circunstancia poco habitual, el monumento mira hacia la calle Filipinas y no hacia Cuba. Así, cuando las luces brillan cada tarde, lo hacen hacia un lateral del monumento y no hacia el frente de la misma.

El caso es que en torno a Filipinas se conforma el habitual universo fallero que orbita alrededor de los monumentos premiados. Pero Cuba vive los días como un vampiro: descansando a la espera de la noche.

Porque es cuando anochece cuando Cuba-Literato Azorín brilla en todo su esplendor. Y nunca mejor dicho. La iluminación de De Cagna, que este año ha conseguido el primer premio de calles iluminadas arrebatándole el cetro a la vecina Sueca-Literato, congrega cada tarde a miles de personas que se agolpan en Cuba para presenciar el encendido, que se repite varias veces a lo largo de la tarde. Precisamente esa multitud que se agrupa en la estrecha calle Cuba durante los encendidos periódicos es la que ha provocado, casi sin quererlo, un año muy complicado en la comisión ruzafeña. Evidentemente, la iluminación es una inversión y la gente que se acerca a verla suele dejarse el suficiente dinero en el mercadillo y en la falla como para que salga rentable. Pero el primer premio de Especial, tan inesperado como contestado incluso por algunos de los visitantes, atrae a muchísimos visitantes, inesperados, sí, pero también bienvenidos.