«Pasando por la calle de la Paz una chica me ha señalado y he visto que le decía a otra "¡Mira, esa fue de la corte!"». Y han pasado 19 años desde que Raquel Amo Segovia ocupara uno de los sitios de la segunda fila en la corte de honor de Sandra Climent. En las próximas fiestas se cumplen dos décadas desde que estas falleras ocuparon el cargo más importante de la fiesta en materia representativa «pero han pasado los años y te lo sigues oyendo. No puedo menos que sorprenderme. Ha pasado mucho el tiempo, noto que he cambiado, pero muchas, muchas veces me lo han dicho. No sé cómo puede ser. No sé si es que se nos nota en la forma de andar por lo que aprendimos en aquel año, pero es que no se me ocurre cómo alguien puede acordarse todavía». Eso ocurre porque el mundo de falleras mayores y cortes tiene una legión de seguidores. Si desfilaran todas las de los últimos treinta años, el cálculo dice que el dos por ciento de las participantes en la ofrenda han sido en alguna ocasión corte o fallera mayor. El tiempo pasa y las que un año pasaron por la calle San Vicente de forma brillante ahora lo hacen mezcladas con el resto de falleras de sus respectivas comisiones, las de ellas de toda la vida o en alguna nueva si las circunstancias han hecho cambiar de comisión.

Y la memoria fotográfica de la gente es enorme. Cristina Sánchez dejó de ser hace tiempo la avispada niña que acompañaba a Gueguel Massmanian en el trono de 2005. Ahora es una joven veinteañera hecha y derecha. «Durante muchos años me han seguido reconociendo y ahora también. Sobre todo, cuando he llevado el espolín de fallera mayor». Las mayores y más recientes son blanco de miradas y piropos. Ayer le tocó a Estefanía López y hoy le tocó a Carmen Sancho, inconfundible por su físico y por su vestido negro. «Claro que te llaman, te aplauden, te dicen...» Pocas personas hay para eso tan respetuosas como Carmen, pero el público es el que manda. Lo mismo que le sucederá a Alicia Moreno y a Sofía Soler y a las falleras que las acompañan, que ayer desfilaron entre parabienes y para quienes, dentro de doce meses, habrá dedos señalando y cuchicheos.