La «dansà» es, de largo, el acto de las fiestas de la Virgen de los Desamparados que más interesa al ayuntamiento. Por no ser un acto especialmente espiritual, porque el folclore tradicional forma parte de su ADN festivo y porque es uno de los más complicados de organizar o reorganizar. Lo notó el concejal de cultura festiva Pere Fuset al reunir a los grupos participantes, con sus enormes divergencias, para instaurar unos mínimos para el acto de 2016.

Entre ellos destacan dos novedades. Se exige que los grupos de baile acaben siendo totalmente paritarios (normalmente hay mayoría femenina). Así, este año se tendrá que reducir a la mitad el número de parejas no mixtas que hayan presentado el año pasado los grupos y en doce mesesse debe llegar a la misma cantidad de hombres que de mujeres. Esto podría provocar una merma a la larga en el número de participantes, puesto que hay grupos que no tienen tantos hombres, con lo que se llegaría, de alguna forma, a una «selección natural». De momento, se mantiene una única sesión (la víspera de la Virgen) y se deja en observación la celebración de dos (noche del viernes y del sábado) y el criterio para turnarse en una u otra fecha.

La «dansà» es un acto que los grupos quieren que sea exigente en calidad. De tal manera que se creará la figura del «mayoral» para mantener los niveles cualitativos. Otra cosa será, en la práctica, que exista una verdadera unanimidad en que uno u otro grupo baila con la pericia necesaria. Volverán a no participar las escuelas y, de hecho, lo único no «profesional» que se mantiene es la presencia de la fallera mayor de Valencia y la corte de honor (que desde hace años ya bailan acompañadas de hombres). Esta figura tiene unas características muy especiales, puesto que tienen muchas limitaciones técnicas (se las somete a un curso acelerado y no son pocas, año tras año, que nunca habían bailado), pero resulta innegable que su presencia ha sido un reclamo muy importante para este acto. La presencia de las falleras (con su correspondiente despliegue mediático) ha incentivado al consumo de bailes regionales en no pocos casales.