La tertulia «Raonem» emitida ayer en LevanteTV, dedicada a la incorporación de las fallas en la lista de patrimonio de la Unesco, dejó otra noticia no menos interesante que, en caso de que se le pongan los medios necesarios, acabará con uno de los debates más extendidos en el tiempo aún sin resolución. El concejal Pere Fuset anunció que se va a encargar un estudio, se entiende que definitivo, sobre el impacto ambiental de los diferentes y más extendidos materiales de construcción de las fallas.

Hay que recordar que, desde que apareció el «corcho blanco», (hace ya más de un cuarto de siglo) se suscitó el debate teniendo en cuenta el humo negro que genera durante la «cremà». Pero, de la misma forma, se sometería a examen otros materiales tradicionales. No en vano, en el debate se recodó que el poliuretano expandido ha permitido, en contrapartida, dejar de utilizar pinturas que eran más tóxicas que las actuales. Y en esta discusión también se apunta que el cartón, defendido con lo más «verde» en este sentido, puede esconder materiales nocivos al tratarse de mezclas de segunda o tercera generación.

En cualquier caso, la puesta en marcha del informe despejaría algunas dudas. Aunque Pere Fuset también recordaba que «me consta un estudio de la UPV que recuerda, más allá de lo que contaminen los materiales, los niveles de polución en la semana fallera son mucho más bajos de lo habitual por el descenso del tráfico». También se recordó que se está especulando con otros materiales orgánicos, como la «corfa» de naranja o la paja de arroz, aunque ahí la duda radicaría en la toxicidad de su proceso de transformación. En el debate participaron los artistas Miguel Santaeulalia y Alberto Ferrer, la indumentarista Victoria Liceras y, por teléfono, Vicente Caballer.

Este año, en la adjudicación de la falla municipal, se ha anunciado que contará como «mérito» la utilización de materiales naturales.