Tres bocetos originales de la falla «Corrida de Toros Surrealista» fueron exhibidos ayer en la Facultad de Teología dentro del ciclo de conferencias dedicadas a la implicación del pintor Salvador Dalí en el catolicismo. La fiesta josefina tuvo, en el año 1954 un proyecto de falla ideada por el pintor catalán que pasa por ser una de las más conocidas, a la vez que polémicas, de cuantas se han plantado en la plaza del Ayuntamiento. Se trata de un serie perteneciente a un coleccionista particular, Juan Javier Bofill y que estuvo acompañado de una conferencia al respecto por el artista fallero Jesús Ovejero.

Los bocetos incluyen uno con indicaciones del universal pintor, otro que envió como definitivo y lo que se considera el anagrama con el que se harían las insignias de la «Comisió del Foc», que era la que organizaba y sufragaba las fallas de la entonces denominada Plaza del Caudillo, ahora del Ayuntamiento.

Las obras forman parte de los pocos vestigios plasmados en papel sobre un monumento que vuelve a la actualidad por el carácter no menos revolucionado del proyecto de falla municipal elegido para 2017 que, por sus especiales características, también está causando una notable diversidad de opiniones no exentas de críticas.

Un autogiro y un toro muerto

Esa falla, que incluía elementos tan extraños como un autogiro transportando un toro muerto, un matador de toros con alas de mariposa o un busto con los rostros del propio Dalí y Pablo Picasso, fue muy criticada en su momento (hasta Regino Más plantó al año siguiente un ninot de Dalí vestido de presidiario) pero con el paso de los años se ha revisado como una aportación artística memorable en la historia de la fiesta.

La falla diseñada por Dalí fue convertida en monumento combustible por el taller de Octavio Vicent de quien se sabe que, a pesar de su conocimiento de la técnica fallera, tuvo enormes problemas para plasmar un proyecto que, como es fácil imaginar, se salía de cualquier parámetro artístico convencional.