Con las elecciones de representantes de presidentes finiquitadas, hay una característica que sobresale. No es nueva dentro del ordenamiento fallero, que inventó hace mucho tiempo lo que en otros ámbitos como el político se pretendía no hace mucho tiempo, por ejemplo para el gobierno de Cataluña. Pero en el curso 16-17 ha aumentado de forma exponencial. Se trata de las presidencias compartidas, mancomunadas o, simplemente gestoras. Nunca hasta ahora había proliferado de esta forma y posiblemente parte de la culpa la tenga el efecto de copia. Con las redes sociales, en las que se dan a conocer los nombramientos, no son pocas las comisiones que han optado por adaptar la fórmula que han puesto en práctica otros. No se puede atribuir a un fenómeno de «primavera fallera» en el que se decida acabar con una estructura teóricamente obsoleta. Se entiende que es por una cuestión de comodidad. A la hora de la verdad, las presidencias compartidas repiten los modelos de las vicepresidencias, con áreas más o menos permeables (social, económica, artística, festejos€), pero, si se quiere, con más necesidad de consenso a la hora de tomar las decisiones y de esponja la labor del presidente único.

Sin embargo, estas nuevas presidencias son, en la práctica legal, artificiales. Entre otras cosas, porque en Reglamento Fallero ni las contempla ni las reconoce. Aunque sean varias las personas que ejercen de presidentes „normalmente, entre dos y cuatro es la fórmula más extendida„, en la práctica existe un principio de responsabilidad que no se comparte. Así, la Junta Central Fallera no admite más que uno de ellos como responsable ante el organismo fallero y, por consiguiente, ante la ley. Dicho de otra forma, los derechos y obligaciones no están repartidas. Así se les hizo saber el pasado sábado en la primera de las charlas formativas impartidas en la sede fallera.

La Sección Especial fue de las primeras en adaptar la fórmula y lo ha hecho en casos de regeneración social. Sueca-Literato Azorín, con sus cuatro presidentes, y l'Antiga de Campanar con el triunvirato mixto fueron los primeros y este año se ha formalizado lo que es la presidencia compartida de facto en el Mercado Central.

Ha habido casos curiosos, como el del Mercat de Russafa, que ha cambiado un triunvirato de presidentes veteranos por una tetrapresidencia con cuatro falleros jóvenes. Otra curiosidad que cabe destacar que la fallera de la vigente corte de honor, Pepa Esbrí, repite en el cargo de co-presidenta en la comisión de Els Somnis.

Y alguna regresión

El caso más espectacular se creó ya el año pasado con la super-gestora de Bolsería-Tros Alt, con más de quince personas haciendo las veces de presidente „posiblemente, el caso en el que, con más conciencia, se hacía desaparecer la figura de presidente„ pero aún en ese caso hay uno que figura a efectos legales. Las super-presidencias, pese a tratarse de un fenómeno reciente, están teniendo continuidad y sólo el paso del tiempo dictaminará si son estacionales o llegaron para quedarse. Porque, por ejemplo, una de las novedades de este año es el regreso a presidencia única en Ángel del Alcázar-José Maestre, una de las primeras que adoptó, hace ya seis años, esta fórmula, y que además protagonizó el hecho, insólito hasta ese momento, de tener tres presidentas a la vez: Inmaculada Gómez, Mª Carmen Rodríguez y Soledad Mateo.

Tras cumplir un ciclo de tres años, dos de ellas fueron reemplazadas por una pareja y ahora, tras cumplirse otro nuevo trienio, la presidencia vuelve a ser unipersonal con Rafa Martí. «Ya me propusieron entrar hace seis años, cuando llegaron las tres presidentas, pero en ese momento no podía. Yo he preferido la presidencia única porque creo más en esa fórmula. Un presidente que toma las decisiones finales, las urgentes, las que exigen reaccionar rápidamente y el que asume las responsabilidades. Las compartidas me inspiran, en ese sentido, algunas dudas. En alguna ocasión se suscitaba por qué un presidente sabía una cosa y los otros dos no, o no estaban claras las funciones€ el triunvirato, con todo, ha funcionado bien estos últimos seis años, ha venido muy bien a la comisión, pero ahora considero que hay que volver a la fórmula tradicional».

La transición, con todo, no ha sido dolosa porque «los tres presidentes del último ciclo se mantienen en la directiva y eso es importante porque transmiten su experiencia».