La presentación de los proyectos de las fallas municipales ha supuesto desvelar dos de los monumentos que se plantarán en 2017 y, además, de lo más importantes. Pero no han sido los primeros. Algunas comisiones ya saben lo que verán ardiendo el próximo año. Es cierto que no son pocas las que ya lo han visto en boceto y que, incluso, lo han votado, pero presentarlo oficialmente se cuentan con los dedos de una mano los que lo han hecho. Y, paradójicamente, la primera que lo hizo también tiene un carácter experimental, como el caso de la falla de todos los valencianos. Se trata de una comisión que, a fuerza de proyectos particulares, ha encontrado su particular fórmula de éxito: Pintor Pascual Capuz-Fontanares quien, de la mano de Julio Fabra, ha hecho una auténtica marca.

En 2017, «Arterisc» relacionará el mundo del arte con el ingenio en una composición nueva: de fallas horizontales, muy extendidas, ha vertical, con acumulación de figuras geométricas hasta quince metros de altura.

Fabra no es un artista «raro» ni «de vanguardia», ni «experimental». Simplemente, ha conseguido expresarse de dos formas. «La verdad es que hemos encontrado el filón para salir de la normalidad. Este tipo de fallas, con estos presupuestos intentas hacer algo así o te quedas en tierra de nadie». Y a la rareza de proponer un proyecto no habitual y que se aceptar se le añadió otro aspecto no menos inusual: «tuvieron el cuajo de aguantar, porque los primeros años no conseguimos nada y las comisiones, si haces algo «raro» y no lo premian, tienes todas las papeletas de irte. Y a pesar de ello, apostaron hasta que hemos encontrado el lugar donde encontrarnos». Tanto, que han ganado primer premio de ingenio y gracia los últimos cuatro años, un registro al alcance de muy pocos en la historia de la fiesta.

«Me gusta moverme a los dos lados. Estoy igual de cómodo» asegura el artista, quien reparte el mérito del éxito a la otra mitad: «el contenido lo da el poeta, Rafael Tortosa. Suyo es, sin duda, el cincuenta por ciento del mérito». Fabra, un artista que en 2017 cumple veinte años firmando fallas grandes en Valencia, reconoce que los proyectos tan singulares se preparan con tiempo. «Las ideas están perfiladas de un año para otro. Cuando hacen la visita por Navidad ya les muestro por donde va a ir la del año siguiente. Y lo importante es que, aunque los proyectos se alejan de la estética convencional, tienen mensaje que se entiende y que salta a la vista que so valoradas». Y no dejará de hacerlas a pesar de que este ejercicio tiene un contrato largo de decoración en Palma de Mallorca. «No quiero dejar de hacer fallas, pero he tenido la suerte de encontrar un trabajo estable y largo. Haré menos que otros años, y ésta no podía faltar».

Los otros dos proyectos que ya se conocen con más convencionales. Llama la atención la rapidez con la que se ha desvelado el de Olivereta-Cerdá y Rico, que vuelven a contar con Josemi Corachán. La comisión ha optado por un valor que ya conocen después de la mala experiencia del año pasado, en la que, como bien se sabe, el artista no acabó la falla. Se trata del 75 aniversario de la comisión.

Por último, Obispo Jaime Pérez-Luis Oliag contará con Alberto Ribera, quien este año vuelve a la primera línea al regresar a la Sección Especial de la mano de Malvarrosa. Otras han presentado proyecto infantil, como Carrera Malilla-Isla Cabrera. Las fallas de 2017 ya cogen velocidad.