Si el calendario festivo de Valencia llegó a su parón veraniego con la Batalla de Flores, éste se reanuda, a varios miles de kilométros de distancia, en una población de Holanda, de poco más de 20.000 habitantes, con un desfile espectacular y que está considerado como uno de los más espectaculares, si no el que más, del mundo.

Es el Corso Zundert, que se celebró los días 4 y 5 de septiembre y que mantienen una curiosa semejanza a caballo entre la batalla de flores y la construcción de fallas en el «cap i casal».

Estas semejanzas se traducen en el concepto de «calendario festivo»: curiosamente, ellos dicen que el desfile del año siguiente empieza al día siguiente de acabar (lo mismo de que "las fallas empiezan el 20 de marzo"). Hay premios, hay discusión por los premios, hay diseñadores (en este caso, de las carrozas), presentación oficial de maquetas, comentarios sobre cual se perfila como la mejor... todo esto recuerda cien por cien a la liturgia fallera. Y también la construcción de los armazones, a base de «corcho blanco»... y hierro.

A partir de ahí, la fórmula recuerda al concepto de julio: las flores, que en este caso son dalias y no clavellones, y la «punxà», que hacen miembros de las asociaciones participantes, que representan a los barrios y aldeas de Zundert, una población situada muy cerca de la frontera con Bélgica. Su batalla de flores es más reciente que la valenciana, ya que este año ha cumplido 80 años de existencia y no los 125 del desfile de la Alameda.

La principal diferencia es que, en este caso, la flor es el elemento decorativo y lo que se premia, pero nada más. No hay lanzamiento de flores hacia un público que, como en Valencia, presencia el desfile a lo largo de una avenida.

El Gremio de Artistas Falleros no dudó ayer en «rebotar» algunas imágenes de las espectaculares carrozas, que tienen hilos temáticos y que, aquí sí como en el caso de las fallas, las sufragan los miembros de las comisiones.