Los enciclopédicos lo vieron pronto. «Esa fue de la corte de honor infantil». Y es cierto. Del año 2006, donde ya hay en la final ella como cortesanita y dos hermanas de las que fueron. «Y me habría gustado mucho que hubiese salido Noelia Carabal porque teníamos una relación muy especial. Íbamos en el mismo coche. Yo era la más alta y ella era la más pequeñita». En aquel momento era fallera de Polo y Peyrolón-Ciudad de Mula «pero me enamoraron en Reino de Valencia-Duque de Calabria. Estudiaba en el instituto San Vicente Ferrer, en la calle Almirante Cadarso, al lado. Tenía amigos que eran de la comisión, fui a algunas cosas, a alguna presentación... y es imposible no quedar atrapada. Por lo que hacen, por su interés por la cultura, por la gente... sabía que me quedaría».

Perdió la antigüedad, lo que podría complicarle ser fallera mayor «pero asumí ese riesgo. Y el pasado ejercicio no había fallera mayor y pensé que este era mi año. No me lo imaginaba porque estaba estudiando», pero los trenes hay que cogerlos cuando pasan. Y con lo que conlleva. Por ejemplo, poder decir bien alto que «mi presentación fue la mejor de Valencia». Y ella, la «mejor presentada». Empieza quinto de arquitectura en la UPV. «Cuando era pequeña viajamos a París y me fascinó. Tenía diez años y me dije que yo quería hacer cosas como esas».

En ello está aunque «también doy clases particulares. De lo que sea: inglés, matemáticas, física, tecnología...». Otra fallera para el debate sobre la ventaja de haber sido o no infantil. «¿Siempre salen infantiles? Será por las que han salido este último año». ¿Ayuda de verdad? «Hay cosas que, sin querer, casi por instinto, te salen de cuando has sido infantil. Por ejemplo: nunca aplaudas cuando llevas el ramo en la mano. Si, tienes tablas, un concepto de disciplina. Sabes que vas a estar en un año con sacrificio. Quizá eso ayude, pero no creo que sirva de mucho más a la hora de las pruebas».