La expresión «quedarse en Fonteta» se atribuye a aquellas que no pasan el corte en la elección (de la corte). Y a Sandra Fernández le sale esa expresión: «Me quedé en Fonteta», aunque luego puntualiza que «la mía fue en el velódromo». Y duele con mayores y con infantiles. Aquello fue al acabar su reinado infantil de 2002 en Pérez Galdós-Calixto III. «Encajar el no salir elegida depende mucho de cómo te preparen los padres. A mi me apoyaron mucho y me prepararon para el sí y para el no. Lo acepté y la vida siguió». Y siguió hasta que un día acudió al casal a la junta de nombramiento. Todo había sido una conspiración: «un plan perverso. Entré por la puerta y empecé a escuchar vivas a la fallera mayor y aplausos. Lo sabía toda la comisión menos yo. Ya me habían nombrado sin saber yo nada».

Forma parte de una estirpe muy calixtina, aunque el apellido no sea muy original. «Somos "los Fernández de Calixto III". Desde mi abuelo paterno. Somos muchos y llevamos toda la vida en la falla. También somos "los Fernández del Perelló", donde tengo mi segunda vida». Alta, bastante alta, y bastante delgada, pero con recursos suficientes como para «de puro nervio, quedárseme grande el corpiño los días previos a la presentación».

Y, además del de la corte, un sueño por delante: «escribir un libro con la mujer de protagonista». Periodista de profesión y con el master en «dircom», trabaja en la agencia de comunicación digital «We are marketing»: elaboración de posts y estrategia de marketing. Su contrato de prácticas alargado, acaba a finales de septiembre. Igual entonces firma otro contrato por un año en esa Fonteta a la que, este año, sí que acudirá y que no quiere que le sea esquiva.