Todo a quien le gustan mucho las fallas tiene un día importante que le marca, una «revelación». ¿Usted lo tiene también?

Tengo un primer recuerdo que me marcó mucho: mi primera Crida. Tenía cinco años, mis padres y hermanas se habían ido al fútbol y mi madre me llevó a verla. Me subió a una barandilla y me impresionó mucho todo lo que viví entonces.

Usted ha vivido dos años en Bruselas. ¿Cómo consigue explicar lo inexplicable; es decir, algo tan peculiar como las fallas?

Cuesta sobre todo si lo explicas de palabra. Las cosas cambian si te apoyas en fotos. Ahí les llama la atención. Sobre todo, de fallas y de indumentaria.

¿Y ha conseguido convertir a alguien?

Hay gente que comparte mis fotos y que me dicen cuándo es, si se puede ir a visitarlas... he despertado la curiosidad.

Sus hermanas comentaban que usted compraba los billetes de avión de la semana fallera en septiembre ¿Se sufre melancolía cuando se está tan lejos?

Yo he pasado en Valencia siempre las semanas de fallas. Sí que es verdad que me he perdido dos «cremaes» porque mi objetivo era no fallar en las ofrendas. Y cuando no he estado, lo he seguido todo por internet. Da mucha pena no estar ahí y alguna vez he intentado incluso buscar combinación para venir, aunque fuera por autobús. Se siente mucho la distancia.

¿Cómo se siente una vez ha pasado el gran día?

Con la sensación de una felicidad que continúa. De verdad, conseguí dormir porque los nervios se fueron.

¿Puede mostrar una imagen para demostrar que "no se lo esperaba"?

Por ejemplo, tener las direcciones de todas las compañeras en el teléfono, decirles a la familia "que no voy a salir, prepararos para salir de casa" y tener mi padre las llaves del coche en la mano.

Ha sido un «shock» en su comisión, ¿verdad?

No sabíamos ni cómo celebrarlo o como reaccionar. Habíamos tenido corte de honor y ya hacía tiempo de la última, pero nunca una fallera mayor. La felicidad ha sido muy grande. Me decían que había gente debajo de mi casa... son momentos muy especiales.

Ya sabe que usted será «la fallera mayor de la Unesco»

Un privilegio para mi.

¿Por qué se decidió a estudiar ingeniería industrial?

Desde pequeña he sido de ciencias: matemáticas, física, dibujo... y me gustaba la arquitectura, pero luego pensé en el futuro y pensé en una carrera que me diera muchas oportunidades para elegir. Y por eso me incliné por la ingeniería. Y he comprobado que es un mundo. He estudiado la rama del diseño, la ergonomía, biomecánica... pero hay muchas opciones que quiero profundizar. Me queda el proyecto del master. He hablado con el director para ver cómo lo llevaremos ahora.

Esfuerzo, trabajo, entrega... son palabras que se le ha escuchado repetidamente como pliego de deberes.

Es la obligación de una fallera mayor de Valencia. Entregarse, sacrificarse y cumplir con las expectativas. Trabajar por la fiesta es una forma de disfrutarlo.

Ya hay gente rasgándose las vestiduras porque en el acta, en lugar de «por unanimidad», se puso «por mayoría» ¿Le sabe mal esa apostilla?

No. No me sabe mal para nada. Ese mismo jurado ya confió en mí en la Fonteta. Y es muy comprensible que no le gustara totalmente a todos porque mis compañeras eran también muy válidas y cualquiera de ellas es muy comprensible que también pudiera gustarle al jurado. Yo, la verdad es que ni me di cuenta.

Rara es la fallera, ya sea preseleccionada o que ha alcanzado la corte de honor, que en su perfil de red social no vaya vestida de valenciana. Y usted no es la excepción.

Porque cuando has sido fallera mayor de tu comisión vives un año con muchas experiencias y recuerdos. Los contenidos en la red tienen mucho de eso: los actos son momentos especiales. Y poner tu foto vestida es una forma de expresar el orgullo que sientes.

La otra foto es de usted con sus hermanas frente al Gran Cañón del Colorado.

Viajamos en verano y es el sitio más impactante que he visitado.

¿Cómo es la historia de su famosa «carpeta»?

Desde que mi hermana fue fallera mayor yo iba haciendo fotografías de trajes, aderezos... si, tengo una carpeta, pero de ordenador. Para que el año que pudiera ser fallera mayor de la comisión, tenerlo todo claro.

¿En algún momento estuvimos a punto de perder a la fallera mayor de Valencia de 2017 por no serlo de su comisión?

No. Era algo que tenía claro: quería serlo. Pero esperé a que habían acabado los años del grupo de mi hermana mayor. Y como yo era la mayor del siguiente grupo, lo hice. Pero siempre tuve esa ilusión.

¿Cual es su vinculación actual con La Safor?

Mi madre es de Gandia y mi padre, de Tavernes de la Valldigna, pero la relación la tengo más en Gandia. Es la tierra de mi abuelos y voy en verano, todos los fines de semana o siempre que hay un puente. Estuve con los Juniors de la Colegiata, también pertenezco a la Hermandad del Santo Sepulcro de la Semana Santa... la verdad es que tengo una relación que sigue siendo muy fuerte tanto con Gandia como con la Playa y la Marxuquera.

(Su abuela formó parte de lo que se podría considerar «corte de honor» en la ciudad, que era el grupo de falleras que se vestían cada año representando a las comisiones de falla. Es, de hecho, la vinculación primigenia de la familia de Raquel con la fiesta)