«El Cuerpo de Evaluación recomienda al Comité Intergubernamental inscribir los siguientes elementos en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad». Entre ellas, y no todas las 37 aspirantes, está «Valencia Fallas festivity». Esto es lo que se dio a conocer el pasado día 31, lo que está considerado un nuevo paso adelante, muy importante, para la candidatura, a la espera que dicho comité dé el visto bueno.

Los evaluadores destacan que cumple criterios necesarios. Por ejemplo, la correcta descripción del «elemento» con sus componentes „entre los que destaca el folclore, escultura, indumentaria y joyería„ y el concepto de falla como renovación, identificación y cohesión social, la los mecanismos de transmisión y que la participación en los mismos «es compatible con los Derechos Humanos» al poder participar cualquier grupo social.

También se destaca la relación con otros rituales del fuego del arco mediterráneo, la salvaguarda que supone para métodos de produccción artesana, así como el interés por la preservación de los fondos documentales. así como la condición previa indispensable de haber sido declarada BIC por el gobierno regional y Fiesta de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura.

Otro elemento destacado son las adhesiones de instituciones, universidades y gobiernos, sumándose al apoyo. La candidatura incluye adhesiones de todas las fuerzas vivas. No sólo de las instituciones políticas: Federación de Folclore, Museo de la Ciudad, Ateneo Mercantil, Academia Valenciana de la Llengua, UPV, Universitat de València, Univesidad Católica, Cámara de Comercio, Lo Rat Penat, Consell Valencià de cultura, Arzobispado, Colegio del Arte Mayor de la Seda, Filmoteca Valenciana... y ayuntamientos de toda la Comunitat Valenciana, incluso de algunos que ni siquiera celebran fallas.

La aprobación del expediente supondría una obligación por parte de las instituciones de proteger aquellas prácticas que forman parte de las Fallas y que pueden verse amenazadas. Aunque hay debates en las bases falleras todavía rondan sobre la duda de si la asamblea de presidentes verá cercenada su capacidad de decisión.