­Tal día como hoy, dentro de un mes, sobre las cinco de la tarde, las Fallas de Valencia sabrán si pasan a formar parte del grupo de fiestas, tradiciones y manifestaciones culturales y folclóricas que componen la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La noticia llegará desde Etiopía, donde se celebrará la undécima sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. Hasta el momento son 336 las manifestaciones que forman parte de la llamada «Lista Representativa», en la que espera ingresar la fiesta fallera. De ellas, 123 pertenecen a la sección «usos sociales, rituales y actos festivos».

Pero no hay que llevarse a engaño: no se trata de esos rankings que normalmente se pueden leer en portales de internet con «las diez mejores fiestas del mundo», en las que no falta la Oktoberfest, el Holi indio, el día de San Patricio anglosajón o los carnavales de Río o de Notting Hill, donde a veces están las Fallas y donde nunca faltan ni San Fermín ni la Tomatina de Buñol. Aquí se valoran otros aspectos. Y, de hecho, si la fiesta valenciana alcanza esa marca de calidad, no será ni por las verbenas, ni por las carpas, sino por valores más profundos, no siempre recordados a la hora de organizar y disfrutar la fiesta. Son los valores las fallas lo llevan «de serie» y que a veces incluso pasan desapercibidos.

Capoeira, fado, acupuntura?

Algunas de esas tradiciones que forman parte del Patrimonio Inmaterial sí que nos suenan: el tango, la Escuela Española de Equitación de Viena, las fiestas indígenas dedicadas a los muertos en México, la cetrería (que este año solicita una ampliación de ámbito), la capoeira brasileña, los fados portugueses, la acupuntura, el ábaco y la caligrafía china, la dieta mediterránea, el teatro de marionetas japonés, el mariachi mexicano o el café árabe. De España, los «castells» o el flamenco, la fiesta de los Patios de Córdoba, el canto de la Sibila mallorquín y el silbo gomero. Y de casa, el Misteri d'Elx, el Tribunal de las Aguas y las fiestas de la Mare de Déu de la Salut de Algemesí.

Pero, en general, se trata de rituales menos populares pero, seguramente, más valiosos por lo que significan en la tradición de los pueblos. Deportes tradicionales, elaboraciones artesanas, recetas ancestrales gastronómicas y sus tradiciones, carnavales y procesiones, danzas, ritos de iniciación, estructuras sociales, tipos de pesca, técnicas de escritura y expresión, lenguajes ancestrales y todo tipo de espacios culturales forman esta lista de privilegio. China, con 30 patrimonios, es el país más representado, seguido de Japón con 22 y Corea del Sur con 18. España marcha ahora mismo por detrás sólo de Francia y Croacia, que comparten la cuarta plaza.

Sirva como ejemplo la lista con las candidaturas que aspiran a formar parte de la lista. Además de las Fallas, doce fiestas más. Entre ellas, una tan curiosa como la de la vendimia de Vevey, que se celebra a intervalos de más de veinte años entre vez y vez. O todo el ritual y la cultura que supone en Bélgica la elaboración de la cerveza. Hay festivales de carrozas como el que presenta Japón y desfile realizados por alumnos y profesores de Bellas Artes en Bangladés que recuerdan los monumentos falleros. Hay candidaturas conocidas, como la rumba cubana, el merengue dominicano y el yoga indio.

Transversalidad importante

España llega a la cita con la experiencia reciente de haber sido nombrada Capital Mundial de la Seda. El diputado José María Chiquillo, que ha sido nombrado Presidente de la Red Internacional del Programa Unesco Ruta de la Seda estará presente en Adis Abeba y destaca algunas claves en el proceso: «hay que cumplir unos requisitos de calidad y creo que las Fallas lo cumplen de sobra: es una fiesta viva, participativa, con todo tipo de ramificaciones en el marco de la gastronomía, la artesanía, el folclore... uno de los aspectos más importantes es su carácter transversal y, especialmente, esa capacidad de transmitirse de generación en generación desde hace doscientos años y su identificación con la sociedad civil».

El protagonismo de la Ciudad de la Seda tiene que ayudar «porque es uno de los ingredientes fundamentales: la forma que tienen las Fallas, a través de la indumentaria, de mantener una artesanía multinacional y multicultural». No deja de ser positivo el hecho de que, dentro del comité intergubernamental, haya varios países integrados en dicha Ruta (Turquía, Mongolia, Bulgaria, Afganistán...). Chiquillo destaca que «la candidatura es un proyecto que tiene que ser de todos. De todas las instituciones, sin partidos, porque es un proyecto común».

El día 4, «Crida a l´Humanitat»

Como de equipo ha sido el trabajo. Se movió tras la asamblea de presidentes del 13 de abril de 2011, en la anterior legislatura. Se encomendó a un grupo de expertos, especialmente de la Associació d´Estudis Fallera, la redacción del informe y el actual gobierno municipal lo ha movido y aireado. La asignatura definitiva en casa es la de convencer a los falleros para tomar el proyecto como propio. Pero que están convocados a las Torres de Serranos el día 4 para celebrarlo con una «Crida a l´Humanitat». Si hay fumata.