Uno de los aspectos en los que más se está incidiendo en las últimas semanas, cuando la posible declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad llegue a buen puerto, es en el concepto de que «la gente se lo crea». Una labor que requiere su dosis de pedagogía. Tras las consultas realizadas con algunos de los expertos consultados por Levante-EMV en el «mundo Unesco», (Gil Manuel Hernández, Javier Mozas y José María Chiquillo) estas son algunas de las preguntas que se han suscitado en los últimos tiempos y sus contestaciones.

¿Cuando empezó el proceso para pedir la declaración?

El primer paso lo dio la asamblea de presidentes de abril de 2011. Leemos en aquel acta: «el sr. Crespo (Felix) informó que la JCF quiere conseguir que las Fallas sean declaradas Patrimonio Inmaterial y Cultural de la Humanidad por la Unesco. Se cree que existe material suficiente para que se reconozca la singularidad de nuestra fiesta (€) Las Fallas cuentan con una tradición centenaria, gran participación ciudadana y es un arte plástico singular que surge del pueblo valenciano y que plasman nuestros artistas falleros y que, además, gracias a las fallas se han conservado tradiciones como la de la seda (€) así como la tradición oral, las manifestaciones literarias como los a propósits, entre otras muchas cosas.

¿Qué protagonistas se señalaron como claves en el informe?

Por este orden, los ciudadanos „falleros y falleras„ los gremios de artistas falleros, pirotécnicos, músicos, artesanos (orfebres, indumentaristas, peluqueros y sederos) y los literatos festivos.

Siendo el acto más popular, ¿por qué la Ofrenda no tiene un protagonismo especial?

Porque la Unesco no valora la devoción ni la práctica religiosa. Sí que está incluida por otros valores: por la participación masiva e intergeneracional y por el trabajo voluntario de las personas que lo realizan. Que los participantes tengan creencias es aparte. De hecho, varias son las manifestaciones religiosas que con Patrimonio Inmaterial, pero por la riqueza de sus manifestaciones. Sin ir más lejos, las fiestas de Algemesí o el Misteri d'Elx.

¿Es buena la composición de la Comisión Intergubernamental, los que tienen que votar, para los intereses de las Fallas?

Más allá de que los informes de evaluación son inmejorables, la mesa parece ser más que buena. No hay, por ejemplo, países nórdicos, que podrían haber cuestionado el hecho de "quemar" cosas (curiosamente, en Escandinavia no hay ni un sólo Patrimonio Inmaterial). Por contra, hay países que forman parte de la Ruta de la Seda, que ya han oído hablar de Valencia recientemente: Afganistán, India, Mongolia, Turquía€ añádanse algunos países latinoamericanos (Colombia, Guatemala) para pensar que la candidatura será vista con simpatía, más allá de sus bondades.

Independientemente, no consta que ninguna candidatura que ha sido aprobada por la comisión evaluadora haya sido posteriormente eliminada en las votaciones.

¿Quienes son los componentes de esa comisión?

El perfil de los delegados de los países difiere sustancialmente de la mala imagen que dejan, por ejemplo, los del Comité Olímpico Internacional. Son profesores universitarios, gestores culturales... un perfil bastante técnico.

¿Qué país tiene más Patrimonios Inmateriales?

China, que tiene 38 de los 391 aprobados hasta ahora. Más allá de la indudable riqueza cultural del país, que la tiene, entre 2009 y 2010 presentaron una barbaridad de propuestas, que les fueron aprobadas. A partir de entonces el tema se racionalizó y sólo se puede presentar una candidatura por país y año. La última de China data de 2014.

¿Qué elementos pueden verse protegidos por la declaración?

Aquellos que resaltan la singularidad de las fallas y que les son inherentes.

Por ejemplo, el «Tro de Bac», ante el que puede darse una curiosa paradoja: si es un elemento pirotécnico que forma parte del Patrimonio Inmaterial, cabría la posibilidad de solicitar a la Unión Europea una exención en la prohibición existente ahora hacia su fabricación „salvada gracias a las moratorias„.

También se protegerían prácticas como plantar el tombe, los diseños en la artesanía aplicada€ incluso la fiesta en la calle, no entendida como carpas y verbenas, sino como espacio para actividad cultural.

¿Beneficiará turísticamente la declaración si se logra?

Si hacemos un repaso a las manifestaciones festivas que son Patrimonio Inmaterial no vamos a encontrar ninguna de las fiestas que nos vienen rápidamente a la memoria (Oktoberfest, Carnaval de Río, San Fermín€). No se trata de las fiestas ni más conocidas ni más populares, sino las que tienen más valores dignos de ser protegidos.

Existe un nicho de turismo que sí que gusta de conocer estas fiestas, pero que no espere nadie que miles y miles de personas van a venir a una ciudad ya de por sí saturada en esas fechas. Sí que va a ser una marca de calidad, una forma de decir al mundo que se viene a algo que tiene mucho más valor que beber, bailar y ver un figuras puestas en la calle.

¿Lesionaría la declaración los derechos de la asamblea de presidentes?

Para nada. Y es una cosa que incluso se ha preguntado en la última junta. Sólo podría cuestionarse si se toman decisiones que pudieran vulnerar los valores que reconoce la Unesco. Por ejemplo, si decidiera no quemar las fallas, quitarlas de cada barrio y trasladarlas todas a un recinto único, dejar de publicar los llibrets en valenciano, disolver las comisiones infantiles€ y parece que ese tipo de cuestiones no se van a plantear en los próximos siglos.

Más aún: no afectaría ni siquiera la relación entre la Junta Central Fallera y el ayuntamiento. Los independentistas pueden estar, en ese sentido, tranquilos.

¿Se podrían cambiar las fechas de celebración de las Fallas?

Aunque, de momento, los indicadores señalan que los falleros no quieren trasladar la fiesta al tercer lunes de marzo ni nada parecido, la nueva corriente de opinión de la Unesco es que los patrimonios son organismos vivos y que es la gente que la protagoniza la que la cambia según el curso de los acontecimientos. En principio, un cambio de fechas no debería suponer perder la condición de Patrimonio Inmaterial.

¿Se puede perder la condición de Patrimonio Inmaterial?

Si hay malas prácticas, sí. De hecho, la Unesco hace un seguimiento de las manifestaciones aprobadas. Para que eso sucediera, las Fallas deberían deshacer sus pilares fundamentales: que las fallas se queman, que la fiesta se hace en la calle, el asociacionismo de las comisiones, las profesiones adyacentes, la literatura popular satírica... cosas que no parece que vayan a cambiar en un futuro inmediato por lo que, si se consigue la aprobación, simplemente hay que dejar fluir las cosas como están.