El presidente de la Junta Central Fallera, Pere Fuset, no pudo evitar ser sometido a una moción de reprobación por su gestión de las normas de protocolo de las falleras mayores y el concurso o la adjudicación directa de los versos del Libro Fallero. Y, entrada ya la medianoche, se confirmó lo que, seguro, no esperaba o quería escuchar: que la había perdido. Las gestiones para intentar un acuerdo entre los agentes de la fiesta, que quedaron escenificados en la asamblea de presidentes, y el ofrecimiento para solucionar estos temas en el propio parlamento fallero no fueron suficientes para que los gestores de la fiesta vieran cómo los presidentes les afeaban la toma de decisiones.

La reunión comenzó con el, seguramente, acto de contricción más vehemente que se recuerda en el parlamento fallero. Fuset hizo un ejercicio de autocrítica. «Vivimos días muy duros y estoy convencido de que todos los que aquí estamos acumulamos horas de cabreo. No nos podemos permitir ni un minuto más de discordia. Pido, en nombre de todos, disculpas a las Fallas. No podemos borrar lo que ha sucedido, pero sí aprender. Hemos cometido errores graves y sólo podemos arreglarlo encontrando soluciones».

Y así, refiriéndose a las normas de protocolo de las falleras mayores y cortes de honor, dijo que «es hora que la asamblea diga si es necesario que haya un documento y cómo debe ser éste. Y que por primera vez haya, si tiene que haberlo, decidido y aprobado por todos». Y refiriéndose a los versos del Libro Fallero, planteó dos opciones: «mantener que se concedan al ganador del concurso de Lo Rat Penat un concurso, abierto a todas las sensibilidades, en el que la asamblea decida cómo hacerlo».

Acabó volviendo a asegurar que «debemos superar los errores, empezando por los propios y asumiendo las responsabilidades» para acabar pidiendo que «aprovechemos la crisis para salir reforzados». Llegado ese momento, pidió la retirada de la reprobación. En nombre de los presidentes que la firmaron, Miquel García, de Bilbao-Maximiliano Thous, pidió un receso para poder tomar una decisión conjunta los reprobadores. Fueron minutos de tensión e incertidumbre. Vicente Boluda, presidente de Pizarro-Cirilo Amorós, desveló que «hemos decidido que siga adelante la reprobación. Las disculpas llegan tarde. Y no estamos pidiendo con esto su cabeza, sino decirle que no ha actuado como debe. No se ha actuado como debe, usurpó las funciones de la asamblea en un caso e ignoró el mandato en el otro». Y llegó el turno de palabra. Ampar Cabrera la tomó como representante de su falla defendiendo, obviamente el papel de Lo Rat Penat, sobre el que dijo que «sus palabras son insultantes hacia el colectivo de poetas y falleros. Sea un hombre y obedezca a la asamblea».

Encontró el presidente de la JCF aliados como el representante de Sagunto-Padre Urbano, Pedro Pons. «Decían de mi el año pasado que era el azote suyo. Pues ahora tengo que decirle que lo ha hecho bien. Pero tiene que cumplir lo que ha dicho y le tomamos la palabra: que las cosas se adopten en la asamblea. Y que haya responsabilidades: en esa mesa no deben estar todos el próximo mes».

Y otras dos voces que buscaron evitar el enfrentamiento fueron Miguel Prim, presidente de Maestro Gozalbo, y Jordi Palanca, presidente de Sagunt-Quart. El primero aseguró que «estos problemas siempre se han dado y siempre se solucionaban. Cuando en la fiesta había personas muy importantes como Josechu Rey de Arteaga, Pepe Monforte, Aquilino Broseta, Ramón Moncholí y Miguel Calap. He hablado con mucha gente y con ganas de arreglarlo porque sólo somos falleros. He visto por primera vez al presidente de la Junta Central Fallera y no al concejal». Palanca, por su parte, dijo que «nosotros hemos cometido errores y no nos han reprobado. Una votación no nos hará más que desunirnos y padecerá la fiesta».

Tomó también la palabra un ex directivo y personaje muy conocido: Manolo Más, presidente de Exposición, quien desmarcó a la asamblea de la potestad de redactar las normas. «Te lo digo con cariño: os habeis metido en un charco porque eso no se debía firmar».

Ramón Estellés, Jorge Defez, Juan Antonio Cortés y Sofía Parra también tomaron la palabra. Pero la palabra la tendrían los presidentes, uno por uno, ante la urna. El resultado fue de 134 a 85.

«Lo aceptamos. Es el resultado de los errores cometidos y espero que nos sirva para pasar página y pensar en algo muy importante que se nos viene ahora. Este presidente escucha y lo va a hacer».