La visita de la fallera mayor de Valencia, Raquel Alario, a la Delegación de Gobierno, dentro de su ronda de visitas protocolarias, sirvió para que ésta diera su opinión sobre la polémica suscitada. Entre otras cosas, porque ella es una de las que ha recibido el manual con 80 normas, y las cuales tuvo que firmar. Raquel aseguró: «las firmé y en ningún momento tuve dudas de hacerlo porque no encontré nada extraño y no me sentí ofendida por nada». Entre otras cosas, porque considera el articulado «de sentido común».

La fallera mayor aseguró que, dentro de la polémica suscitada en los últimos días, ha procurado quedarse «al margen». Más aún, dijo que tanto a ella como a la corte de honor les pilló «un poco de sorpresa por lo que digo: que no nos sentimos ofendidas. No veo demasiado sentido a la polémica».

También estuvo en la visita el secretario general de la Junta Central Fallera, José Martínez Tormo, quien reconoció que «es cierto que pueden haberse cometido errores y es algo que asumimos» „en consonancia con el mensaje del presidente, Pere Fuset, aunque consideraba que no era «el momento de pensar en dimisiones», sino de arreglar la cuestión «debatiéndolo en el ámbito fallero». No está, ahora mismo, en la hoja de ruta, que haya una dimisión o una reestructuración en el organigrama de la Junta Central Fallera, puesto que la próxima semana es cuando se resuelve la candidatura de las fallas como Patrimonio Cultural Inmaterial e inmediatamente después llega la recta final del ejercicio.

En cualquier caso, Martínez Tormo recordó que «durante muchos años ha habido documentos en los que se indicaban pautas de comportamiento, en algún caso indicado la palabra "normas de comportamientos"», pero que «nunca se ha aprobado por ningún organismo ni de la JCF ni de la asamblea de presidentes».

Y sobre la polémica de que el documento se firmara, aclaró que se pidió a las falleras que lo hicieran para «garantizar que habían entendido lo que les solicitaban y que se comprometen en la medida de lo posible a cumplirlo. Pero en ningún caso ha habido ningún tipo de coacción».

Al otro lado de la balanza, el delegado de Gobierno también se refirió al tema, pero en sentido contrario: tildó lo sucedido como «una metedura de pata. Es obvio que algo se ha hecho mal y si algo se ha hecho mal tiene que haber algunos responsables y la responsabilidad, sin duda, está en el presidente de la Junta Central Fallera». En opinión de Moragues, las falleras «han representado de sobra al mundo fallero con dignidad y con una estética y un decoro. No hay que decirle a ellas cómo tienen que ir».