El Palau de la Generalitat ha acogio esta tarde el acto institucional para celebrar el reconcimiento a las fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El presidente de la Generalitat Ximo Puig ha calificado la fallas como "una fiesta única" y ha admitido que es "una enorme satisfacción y orgullo este reconocimiento" de la Unesco. El dirigente considera que las fallas "atraen a muchos visitantes que se enamoran de Valencia y conocen nuestros valores a través de la fiesta".

El president ha agradecido la labor de quienes han hecho posible este reconocimiento y al trabajo de los falleros que "en los peores momentos posibles que ha vivido nuestro pequeño país mediterráneo hicieron un gran sacrificio para que la fiesta siguiera viva".

"Nos sentimos conmovidos por el tiempo histórico al que hemos asistido. Es una fiesta que atrae a muchos visitantes que posteriormente se enamoran de la Comunitat, y es una oportunidad para dar a conocer los valores de nuestra tierra, la lengua, la cultura y nuestra mirada integradora", ha agregado Puig.

En su opinión "la Unesco ha reconocido la realidad, ha valorado ese sentimiento y todo lo que hace que las Fallas sean lo que son a través del trabajo de artistas, músicos, modistas, pirotecnia o gastronomía".

"Las Fallas -ha agregado- nacieron para festejar la primavera, pero por mucho que queramos hoy no es primavera, seguro que llegará", ha concluido en alusión a la suspensión de los actos previstos al aire libre.-

Por su parte, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, ha afirmado que "ya lo sabíamos los valencianos, pero que ahora lo reconozca la Unesco los llena de orgullo. Las Fallas son una parte importante de nuestra cultura e identidad".

"Las Fallas llegan a nosotros no como un fósil, sino vivas, alegres y contemporáneas. Este reconocimiento ha de servirnos para ser más conscientes de lo que tenemos y lo que nos identifica como pueblo", ha agregado.

Esta fiesta, a su juicio, "ha contribuido a mantener la música en las calles, a fomentar la literatura y el teatro, manteniendo una red amateur difícil de encontrar en cualquier otro lado del mundo, y ha permitido la supervivencia de la lengua incluso en los años más oscuros de nuestra historia".

"Mi falla es uno de esos lugares donde me siento en casa, donde simplemente soy Mónica. Los casales son una red de pequeñas comunidades, un espacio de solidaridad y un capital social envidiable que a veces no sabemos entender. Son memoria sentimental e individual, uno de los patrimonios inmateriales más valiosos que compartimos los valencianos", ha concluido.

La fiesta posterior con la Crida desde la Torres de Serranos y la cremà de la falla plantada a tombe ha sido suspendida por la amenaza de lluvia.