La meteorología ha provocado algún que otro contratiempo en los festejos falleros de los últimos meses. Y ayer, sobre las dos de la tarde, hubo que suspender la Crida a l'Humanitat. Había caído mucha agua durante la mañana y, tras evacuar las consultas pertinentes, se decidió suspenderla. El motivo esgrimido era una cuestión de seguridad con los dispositivos electrónicos que regían en prácticamente todo el festejo: el espectáculo audiovisual, los focos de luz, la megafonía y, sobre todo, el castillo piromusical.

A pesar de ello fueron cientos las personas que acudieron a la zona de las Torres de Serranos a pasar un rato de la tarde. La noticia había corrido como la pólvora a través de las páginas web y las redes sociales, con lo que a pocos les pilló por sorpresa. Sin embargo, el hecho de que mucha gente tuviera preparada la jornada para acudir „incluso los que lo tenían como previo al partido de fútbol„ propició la presencia masiva de personas, que aprovecharon para hacerse fotografías con el combo de la falla que preside la celebración y las torres.

La Junta Central Fallera insistió en lamentar el aplazamiento, pero apelaba a una cuestión de seguridad. Sobre todo, teniendo en cuenta que la tarde quiso ser especialmente cruel y poco después de anunciarse la suspensión dejó de llover y ya no lo hizo en la banda horaria en la que debería haberse celebrado el festejo. Ya se había habilitado incluso un espacio en el asfalto para trasladar y quemar la falla.

El nuevo horario se conocerá en breve, posiblemente hoy. Se pensaba que podría ser el festivo del jueves, la Inmaculada, pero parece ser que no porque el alcalde Joan Ribó tiene un compromiso internacional: una reunión de alcaldes en El Vaticano. La falla no se retirará y, posiblemente, los festejos pasen a fin de semana.