De pocos elementos se ha vanagloriado la sociedad valenciana de ser algo muy propio como la pirotecnia. Sin embargo, los fuegos artificiales tampoco disponen de un espacio museístico de primer orden. De lo poco que hay es la enorme voluntad de la familia Gamón, que tienen en la planta baja de una casa de pueblo en Burjassot, en la Plaza el Pouet, una colección de tesoros consistentes en material histórico, fotografías, herramientas y todo tipo de fondos, más que interesantes. Pero nunca ha tenido el apoyo institucional para convertirlo en una muestra abierta de forma permanente. Es lo mejor que hay junto con los fondos que, de forma itinerante, también dispone la Asociación Amigos de la Pirotecnia. Lo que quiere decir que el sector, y sus seguidores, han sabido mantener y preservar el patrimonio. «Material histórico hay, y hay bastante. Y es un material bastante representativo e interesante» asegura Guillermo Rodríguez Brunchú, gerente del colectivo de pirotécnicos valencianos (Piroval). «Si no podemos tenerlo por nosotros mismos, que entiendo que sí que lo merecemos, formar parte de un Museo Fallero como una parte del mismo es algo que, seguro, firmaríamos ahora mismo». Entre otras cosas, «porque nos pasa como a otros elementos: hemos ido creciendo a lo largo de la historia acompañando a las Fallas. Y precisamente la pirotecnia es una de las grandes señas de identidad de la fiesta fallera».

Rodríguez-Brunchú asegura que, además de esos fondos, existen piezas históricas «en manos de diferentes personas. Puedes encontrar el cañón que se disparó para recibir a un rey... la verdad es que hay bastante patrimonio que se ha conservado». Porque, además, piensa que un ala pirotécnica en el Museo Fallero «tendría especial valor lo antiguo. Lo que se utiliza en la actualidad también debe estar representado, evidentemente, pero resulta menos atractivo a la vista» en alusión a la alta tecnología y los ordenadores para componer los prodigiosos castillos actuales.

El gerente de Piroval aboga por «por supuesto, una presencia de la pirotecnia» aunque apunta precisamente al problema de la propiedad. «¿Cómo se arbitraría la presencia de fondos? ¿Comprando? ¿Cediéndolo?» Ese es un tema a considerar porque prácticamente todo está en manos privadas.