La pirotecnia puso de acuerdo a la Humanidad para recibir el Año Nuevo. En todos los rincones del planeta, incluyendo aquellos en los que el recuento de años no coincide con el calendario cristiano, fueron aprovechando el paso de la medianoche por sus respectivas latitudes para utilizar los fuegos artificiales como señal de bienvenida y buena voluntad.

Estos castillos propician la aparición de imágenes especialmente icónicas. Que empiezan a las primeras de cambio con el castillo que se dispara en Sidney, uno de los primeros lugares del mundo a los que llega el cambio de día y año. El crecimiento urbanístico de los Emiratos Árabes ha propició la no menos icónica imagen en las torres de Dubai, mientras que, cuando el tránsito llega a Europa, la pirotecnia „entre la que no faltó la participación de empresas valencianas„ dialoga con los elementos distintivos de las ciudades, ya sea la Acrópolis de Atenas, la Puerta de Brandemburgo de Berlín, la catedral de Colonia, el Big Ben y el London Eye en la capital británica. Precisamente, un lugar no especialmente populoso ha alcanzado categoría de referente visual: al castillo que se admira en la bahía de Funchal, en las islas Azores. Ya en los estertores de la jornada, las carcasas en Times Square de Nueva York rematan la jornada.

«Nit de l'Alba» en Sofía y Viena

Sin embargo, entre las imágenes que han recorrido el orbe destacan dos. En este caso no por la grandiosidad, sino por la extensión de los mismos. Son los casos de las capitales de Bulgaria y Austria, donde la extensión de los castillos abarca a diferentes barrios de la ciudad, consiguiéndose, desde una perspectiva de altura, unas imágenes fantásticas, muy en la línea de lo que se pretende perfeccionar en la ciudad de Valencia con la «nit de l'Alba» a modo fallero en la noche del 15 al 16 de marzo.