El casal del Barrio de San Isidro se convirtió ayer en un particular hospital de campaña. Sólo en parte. Camillas extendidas por el salón principal se combinaban con puestos de venta de objetos y, de vez en cuando, charlas formativas. Todo con un objeto: estimular la concienciación. Porque cuando se vive muy de cerca es cuando sensibilidad se multiplica. Maite Fernández es una fallera de toda la vida. El pasado verano empezó a sentirse mal y los análisis fueron durísimos: leucemia. Pero el concepto de acción-reacción surgió entre los falleros y sus seres queridos. La historia que su presidente Ismael leyó en la asamblea de presidentes de noviembre.

Su amiga Estefanía Riera empezó a moverse, los falleros también y ahora sólo se escucha una expresión: «Ánimo, Maite». O mejor aún, «Ánimo y fuerza, Maite». Ayer, los falleros pudieron por fin abrir las puertas del casal para que todo aquel que lo deseara no sólo conociera una realidad con la que se convive en miles de hogares, sino que pusiera de su mano todo lo posible para ayudar. Un pinchazo y una extracción de sangre. Ochenta personas donaron plasma para cubrir esas urgencias que existen cada día y otros veinte se comprometieron a salvar en el futuro otras tantas vidas. Porque el donante de médula lo que hace es, a través de ese análisis, dejar su perfil en una base de datos universal. Se complementa con ese compromiso personal de que, cualquier día, pueden volver a llamarle y entonces, tras un pequeño tratamiento para aumentar las células madre, realizar un proceso ambulatorio y donar sangre «rica» que, en cualquier parte del mundo, puede salvar una vida.

«Maite tuvo el problema de que ninguno de sus familiares era compatible» decía Estefanía Riera. Pero la casualidad ha querido que «justo cuando se organiza esta jornada es cuando ha empezado su tratamiento. Aunque esta donación no le sirva a ella, era un compromiso moral organizarla y saber que podemos estar ayudando a alguien» comentaban en la comisión. Los ánimos a su fallera son constantes. Es fallera de toda la vida y están pendientes de ella. «Si todo va bien, lunes o martes se procederá al trasplante. Lleva desde el lunes ingresada».

La donación de médula ósea es un proceso que asusta porque está lleno de mitos. «No, no es una inyección en la columna. Eso es médula espinal. Ni son los pinchazos en la pelvis. Es un proceso de extracción de sangre». En la comisión ya vivieron experiencias con esta dolencia y, entre acto y acto, pensaron que era necesario recordar a quien, ahora, no puede bajar al casal. «Pero nos acordamos mucho de ella. Le hemos hecho vídeos, una fiesta sorpresa...» Sueñan con poder verla en la Ofrenda, pero prefieren confiar en su fuerza. La de una fallera hasta la médula.