Un disparo que despierta expectación y dudas a partes iguales, abre la serie de cuatro fines de semana ininterrumpidos de festejos. Dentro de los innumerables «inicios» que tiene la fiesta, éste es otro de los consistentes: a partir de ahora ya hay actividad oficial todos los días salvo ese lunes 27 que se queda descolgado.

El disparo supone una revisión, la tercera, de la pirotecnia de sábado por la tarde que, hace ya años, se añadió la programa bajo la idea de un disparo italiano. Quemada la novedad, y con los problemas para disparar en la playa, se creó un «super-disparo» en los dos últimos años. Ahora se ofrece una nueva alternativa. Si se quiere, con el problema de que Valencia no tiene un buen escenario para la pirotecnia de ruido, más allá de una plaza del ayuntamiento que tiene sus limitaciones de espacio. En esta ocasión, y para contemplar bien el trazado del espolín de la fallera mayor de Valencia mediante una gran superficie vertical, en el que unas guías generarán el dibujo (ya se estaba montando en la jornada de ayer) y unos disparos harán una orla en color rojo, la mejor recomendación es la de acudir a la Alameda. Porque este disparo, al no ser un castillo, se puede ver desde relativamente cerca, a pesar de que el paseo tiene árboles que no son precisamente los mejores aliados.

La presencia de Ricardo Caballer como marca de calidad augura que el disparo no será baladí y que contemplar la subida de los truenos elevándose en el cielo será, cuanto menos, diferente a todo lo visto hasta ahora.

Y como la fiesta ya no para ni parará, el domingo llega el plato fuerte de una jornada ininterrumpida. La secuencia ofrenda a Santa Bárbara-despertà-desayuno-entrada de bandas-mascletà-Crida se completa con un elemento no menos importante: la unión social. Las comisiones de falla se reunirán en los casales para el almuerzo y, de ahí, acudirán a la «Plaza de la Crida» (el nuevo espacio generado con las obras del Puente de Serranos) para escuchar, por segunda vez, a Raquel Alario hablando desde tan especial lugar. Será curioso conocer su la fallera mayor lo hará con el mismo nivel de nervios (infinito) que sus antecesoras viniendo ya entrenada con el discurso a la Humanidad del pasado mes de diciembre.

Todo ello inaugura también el manual de avisos de cortes de calles, que serán inevitables en el gigantismo propio de la ciudad. El domingo vale la pena no acercarse al centro sobre cuatro ruedas.