La Crida de ayer será recordada por su emotivo homenaje a la vida de los «casals» falleros, a quienes cada día, a lo largo de todo el año trabajan y viven las Fallas, esperando la gran fiesta mirando siempre el calendario de reojo.

Los sonidos del casal, su atmósfera, su cotidianidad, esa familiaridad ... todo ello estuvo ayer en las Torres de Serranos y en los discursos de las falleras mayores, Raquel Alario y Clara Parejo.

Sobre las 18 horas salían ríos de gente de la boca de metro de Turia. Llegaban de todos los puntos cardinales grupos de falleros luciendo sus polares de colores, sus cánticos propios y autorretratándose en cada rincón. La ocasión lo merecía. Era el pistoletazo de salida de la fiesta que le da sentido a cada «sopar de sobaquillo», cada playback y venta lotería a lo largo del año. A los pies de las Torres de Serranos comenzaron a sonar diversas canciones coreadas por todo el público, desde alguna remezcla de clásicos discotequeros a los últimos éxitos, que en algún momento hicieron las veces de karaoke multitudinario.

Tras la música llegó el momento del espectáculo, una proyección sobre las torres en la que se mostraron aquellas fotografías que las agrupaciones falleras han ido mandando a la Junta Central Fallera. A cada foto en la que se reconocían entre el público, se oían los gritos y aplausos de los falleros, al igual que cuando veían el nombre de su falla en el listado que se iba proyectando. A continuación sonaron los sonidos de los telares, la pólvora, las bandas de música, el ruido de los casals, los cantos de los niños y las voces de falleros: «jo sóc professor», «jo estudiant», «jo forner»... para mostrar que quienes hacen las fallas son personas anónimas de todo tipo. Tras los carteles de este año que representan los sentidos, las torres se llenaron de rosas y explotó el confeti sobre los asistentes en forma de pétalos. Un vez sonó el grito de «Som Patrimoni», subieron a la tarima las falleras con su corte, el alcalde Joan Ribó, el president de la Generalitat, Ximo Puig, y concejales de todas las agrupaciones municipales.

Así ha sido la Crida 2017

Empezó la fallera mayor infantil, Clara Parejo, quien deslumbró con un discurso vivo y emocionante en valenciano. La pequeña destacó la importancia de los niños y niñas en la fiesta, de los que dijo «somos el presente y también el futuro». «El presente porque desde pequeños aprendemos el amor a las fallas y nuestras raíces. Somos el futuro porque la única manera de asegurar la continuidad de la fiesta es haciendo que los niños y niñas de hoy sean los falleros del mañana». Pidió que se haga realidad un «sueño de paz para el mes de marzo. Que los niños que padecen guerras escuchen únicamente el sonido de la pólvora y la música de la ciudad de València porque estamos en Fallas».

Raquel Alario dijo, por su parte, que los falleros y falleras «son el alma de nuestra fiesta, los que con vuestro trabajo diario y un amor e ilusión sin límites mantenéis vivas nuestras tradiciones». «Tenemos que estar más orgullosos que nunca porque nuestras fallas ya son Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este reconocimiento histórico, fruto del trabajo de muchas generaciones, nos da fuerzas renovadas porque todos juntos,con la pasión que nos caracteriza, hagamos que las fallas siga cada vez más conocida a nivel internacional», dijo Alario. Como muestra animó en valenciano, castellano y también en inglés a vivir las fallas.

La fallera mayor ya había podido hacer un discurso en la Crida de la Humanitat hace unos meses, pero aseguró posteriormente que los nervios seguían ayer ahí: «esto tiene como un carácter más emocional, por el hecho de ser una crida tradicional que da inicio a esta fiesta». Así es. València está en Fallas.