P Usted anunció ya en febrero que en 2018 no haría fallas grandes. ¿El primer premio no le hace cambiar de opinión?
R No. La decisión es la que es y este año descansaré de fallas grandes. Puede que haga infantiles o que colabore en cualquier otro proyecto. No me retiraré, pero eso ya lo veremos.
P Con éste ya son seis primeros premios. ¿Cómo se lo toma?
R Con la misma ilusión que si fuera el primero.
P ¿Donde lo vivió en esta ocasión?
R Trabajando en Denia. Esta vez sí que paré a escucharlo. Es un momento muy especial que, por mucho que lo vivas, siempre es muy emotivo. El corazón late mucho más deprisa porque sabes que, en un segundo, puede cambiar todo: que digan o no digan el nombre de la comisión para la que has trabajado. Es un instante extraordinario. Y si he ganado, tengo que decir que era muy difícil, contra rivales muy preparados y proyectos muy buenos.
P Un comentario que se ha escuchado: «mal van las cosas si quien marca la pauta es Julio Monterrubio porque eso quiere decir que, por detrás, no viene nadie».
R Yo creo que no: hay gente joven, con estilos muy marcados, que viene apretando, que van a dar que hablar y que abrirán puertas. Si he ganado es, entre otras cosas, porque me he dejado el alma.
P Usted tiene 64 años. ¿Cómo consigue seguir manejando fallas con esos volúmenes?
R Tengo que reconocer que cada año, es un esfuerzo mayor porque los años no pasan en balde. Si no tuviera el equipo que tengo, esto sería imposible. La verdad es que creo que nunca había ganado alguien con tanta edad ¿no?
P ¿Por qué en otros equipos se habla mucho del pintor, del escultor, y en su casi se habla casi siempre sólo de Monterrubio?
R Posiblemente porque somos precisament eun equipo muy unido y yo formo parte de ese todo, pero sin él, sería incapaz de hacer nada. Somos todos igual de importantes.
P ¿Cómo vivió los problemas generados por la tormenta?
R Sufrí mucho por las previsiones, porque lo que se avecinaba era terrible. En mi caso, además, teniendo en cuenta que l´Antiga de Campanar tiene una demarcación muy abierta para el viento. Es verdad que esto ya lo conocía de Nou Campanar, por lo que, de alguna forma, sabía lo que había que hacer, aunque también es verdad que al final el tema fue mucho menos grave de lo que se esperaba.
