Una temperatura bastante agradable - lejos queda la presencia de lluvia y viento de días anteriores - marcó la segunda jornada de una Ofrenda que un año más estuvo inundada por el fervor de las comisiones. Y, cómo ya va siendo habitual, la presencia de pequeños falleros - con menos de un año de edad- fue constante. Ayer participaron en su primera Ofrenda. Seguramente, no será la última vez que lo hagan.

Y es que el sentimiento se vive desde muy temprana edad, desde la cuna. Tal fue el caso de Vicent, que con sus diez meses de edad desfiló en brazos de su padre (Hugo) y al lado de su madre (Cristina), miembros de la comisión Jesús-San Francisco de Borja: «Somos falleros y queremos que él también lo sea, que comparta el sentimiento. Estar aquí con nuestro hijo de diez meses es una forma de dar las gracias a la Verge». Una situación similar compartieron José, Tere y su hija Paola, de once meses. Miembros de la misma comisión que la anterior pareja, explicaron que «nos hacía mucha ilusión entrar con ella». Estefanía y su hijo Hugo, de 18 meses, falleros de Espartero-Ramón y Cajal, también estuvieron presentes: «Vengo con mi hermano, que se turna conmigo para llevarlo. El sentimiento fallero es algo muy difícil de explicar. Y quiero que mi hijo también lo disfrute», apuntó.

«Una prueba de amor»

Álvaro, con un año de edad, desfiló en carro con su padre, Juan Carlos, originario de Madrid. Ambos disfrutaron de su primera Ofrenda junto al resto de su familia: «Mi mujer es fallera de toda la vida y me ha animado a que esté aquí. Creo que lo que estoy protagonizando hoy -ayer para el lector- es toda una prueba de amor».