Las previsiones apuntaban a que València iba a recibir una tromba de gente este fin de semana: La traca final de las fiestas cae en fin de semana, el tiempo acompaña y las Fallas ya son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Y como ayer se vio, es posible que hasta las quinielas se hayan quedado cortas.

Los turistas venidos de muchas ciudades de España y del extranjero, callejero en mano, se mezclaban con los vecinos de la ciudad y aquellos que acuden desde municipios de toda la Comunitat Valenciana.

Por la mañana en la puerta de la Estación Joaquín Sorolla dos autobuses vaciaban turistas llegados de Murcia. Acudían para pasar el día. «Lo único que sé de las Fallas es que se queman», comentaba Juan de 21 años al bajar del vehículo, mientras que Jose María, quien acudía con su mujer Matilde contaba: «esperamos algo especial. Queremos ir a la mascletà».

Ya dentro de la estación, pasadas las 12 llegaba un tren desde Barcelona con muchas personas que acudían para pasar el día o quedarse el fin de semana. Por ejemplo un grupo de compañeras de trabajo que contaban con una anfitriona en la ciudad. Se quedarán hasta mañana lunes. «Quiero ver los ninots, la cremà... ¡e iremos a comer una paellita!, decía Mercedes. También desembarcaba un grupo de amigos de Sabadell que iban a celebrar la despedida de soltero de uno de ellos, si bien contaban que venían «a ver las fallas y hacer algo más turístico». La fiesta decían, la habían celebrado en su ciudad.

A una hora de la «mascletà» el centro era una masa de gente que discurría de un lado para otro. Las terrazas a reventar, cámaras de foto, bocatas, artistas callejeros... En el momento de la mascletà fue tal la gente congregada que la marea llegó a la misma fachada de la Estación del Norte y quienes llegaban a la ciudad no podían salir por la puerta principal, teniendo que hacerlo por las de la calle Bailén y Alicante.

Sin embargo Delfin, un vecino de Barcelona, contaba: «lo que me ha extrañado es que con tantísima gente esté todo tan bien organizado y la gente sea tan civilizada». Explicaba que vino hace 12 años a ver las Fallas y desde entonces no ha faltado a ninguna. Le acompañaba Pili, que destacaba la mascletà: «¡Me encanta el ruido!».

De Cuenca acudían en coche Celes y Conchi para pasar el fin de semana. «Me encanta València. Estuve viviendo aquí y lo que más me gusta en la Ofrenda», indicaba ella, mientras que él destacaba «la vida que hay en la calle y el buen clima». «Me ha sorprendido el cómo pueden elaborar estos monumentos, el trabajo que conlleva y también el coste económico que debe suponer...», añadía. Asun, de Tarragona, también habían optado por desplazarse en coche junto a su pareja Antonio. Decía ella: «me han soprendido mucho los monumentos. Son más espectaculares en vivo, y eso que se ven impresionantes por televisión».

Otra turista, Uta, que venía de Alemania en cambio confesaba que no esperaba ver tanto monumento. «Me ha soprendido la cantidad que hay en cada barrio, pensaba que habría unos pocos».