Sorpresa, por no decir asombro, y un punto de frustración. Eso es lo que sintieron el pasado 22 de marzo los falleros de San Vicente-Periodista Azzati cuando leyeron el reportaje publicado por Levante-EMV con Paquita Pérez, la primera fallera mayor que organizó un desfile, casi de forma improvisada, para llevar flores a la Virgen, y que el paso del tiempo acabó perfeccionando como Ofrenda de las Fallas. Y las sensaciones lo eran porque en las anteriores efemérides habían contado con ella. Frustración porque habían organizado con mucho mimo el 75 aniversario -de hecho, fue un éxito- pero, para qué engañarse, no pensaron que Paquita, ya nonagenaria, continuaría con vida. No quedaba nadie en la comisión de aquella época y con el cambio de generación se perdieron agendas y contactos que servían para convocar cuando se celebraba el aniversario. Y de la misma manera que Paquita participó tanto en el 25 (en este caso, vestida de valenciana con su presidente de un cuarto de siglo antes) como en el 50 aniversario del festejo, a la comisión le habría encantado contar con ella el pasado 17 de marzo y que hubiese compartido honores con las falleras mayores que le siguen su estela tres generaciones después.

Hace unos días, el presidente José Luis Cuenca y la fallera mayor Laura Giménez se acercaron a la residencia donde vive actualmente para, literalmente, rendirle honores y agradecerle la idea que tuvo cuando pensó que, en lugar de tener tantoa ramos de flores en su casa, los repartió entre las falleras de la comisión y, acompañada de la banda de música, recorrió la calle San Vicente hasta la Basílica.

Paquita recibió tanto el llibret del centenario de la comisión, celebrado hace dos ejercicios, como el de las 50 fallas consecutivas, el del 75 aniversario de la Ofrenda y el de la Agrupación Pilar-Sant Francesc, que ha dedicado al 75 aniversario. Y recordarle que San Vicente-Periodista Azzati es su casa. «Paquita es historia viva de las fallas y siempre irá con nosotros el agradecimiento a lo que hizo» aseguraba después en la comisión. Y aunque una osteoporosisi, propia de 92 años de vida, casi 93, le obliga a desplazarse en silla de ruedas, ya expresó su disposición a participar en la Ofrenda. Aunque fuera la número 76.