«¡Lo hemos conseguido! Diez años después volveremos a plantar en la falla del Ayuntamiento. Muchas gracias por la confianza... Nosotros tenemos un objetivo... ¡sorprenderos !". Así celebraban, a través de su red social, los artistas José Latorre y Gabriel Sanz, su designación como responsable de la próxima falla municipal grande. Pero, aún tratándose de dos artistas de sobrada y reconocida trayectoria profesional, el gran aliciente, que dará proyección internacional, es el diseñador que forma parte del proyecto: Okuda San Miguel. Un artista que empezó como grafitero y cuya obra en dos o tres dimensiones se puede ver en prácticamente cualquier rincón del planeta.

Aunque, posiblemente, lo primero que deberá aprender el artista cántabro es que las Fallas y, sobre todo, su sociedad, no se parece en nada a nada que pueda encontrar por los cinco continentes. Y a pesar de lo reputado de su obra puede encontrarse con un beneplácito general o con las más feroces críticas en una sociedad, la fallera, que suele ser reacia a entender otra realidad artística que no sea la «suya».

Para tratar de trasladar el arte de Okuda a la realización de fallas, podría decirse que sus trazos y su paleta de colores evoca obras de Carlos Corredera de su época brillante con Vicente Martínez Aparici. También Antonio Verdugo realiza en su última época trabajos que podrían recordar lo que, teóricamente, se verá en la plaza el próximo año.

Otro aspecto deberá tener en cuenta el triunvirato: otros encopetados diseñadores fracasaron en su intento de adentrarse en la plástica fallera, empezando por Paco Santana o siguiendo por el equipo de El Jueves. Por no hablar de Salvador Dalí, también en la falla municipal.

Lo cierto es que los artistas falleros han mostrado su satisfacción. Valga el ejemplo: Gregorio Acebedo mostraba en las redes sociales su satisfacción: «Okuda colaborando en la grande y Miguel Hache en la infantil del ayuntamiento, ¿que más se puede pedir?», afirmación que era secundada por colegas como Martínez Aparici, Sergio Alcañiz, David Moreno o Javier Fernández.

La designación le llegó a Okuda el día que se va a inaugurar una de sus obras más peculiares: una Iglesia del Cannabis, un antiguo templo luterano en la ciudad de Denver que se ha encargado de decorar para esta congregación que entiende a esta planta como un regalo celestial. Simultáneamente, su trabajo puede contemplarse en una exposición en Estados Unidos.

El jurado que se encargó de elegir este proyecto por delante del de José Ramón Espuig y Ximo Esteve, estuvo formado por Amparo Díaz, profesora de escuela universitaria, miembro del equipo Totfalles, colaboradora de Cendra y El Turista Fallero a propuesta de la Interagrupación de Fallas; Ramón Lluch, presidente de la Federación de Fallas con Especial Ingenio y Gracia; María Jesús Giménez artista fallera en representación del Gremio de Artistas Falleros; Sebastián Alós, de la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana; y Aureli Doménech, secretario del Círculo de Bellas Artes. El boceto tardará unos días en darse a conocer. Cabe esperar que no será convencional, pero que estará caracterizado por esa explosión de color. «Rompe con la estética convencional pero, a la vez, no lo hace con los elementos de una falla» aseguró «Ampa» Díaz, mientras que Lluch destacaba «su innovación».

Fuset: «muy satisfecho»

«Estoy muy satisfecho con el proceso de selección, con unas bases consensuadas con los propios artistas falleros para recoger todas sus reivindicaciones y que han hablado los estamentos fallero y artístico» concluyó el edil Pere Fuset, sin dejar de disparar un dardo: «se han multiplicado las candidaturas y el proceso ha durado más de ocho horas. Antes se decidía media hora».