La Procesión Cívica de San Vicente Ferrer se ha convertido, con el paso de los años, y tras establecerse la amable invitación de las asociaciones vicentinas a las comisiones a participar en el festejo, en el primer gran desfile de falleras mayores -y presidentes- del ejercicio. Que tendrá su continuidad con la Procesión General del día de la Virgen de los Desamparados, el acto que, tradicionalmente había sido el momento en el que, una vez finalizadas las fiestas, y mientras las protagonistas de 2017 siguen ostentando el cargo, se las veía participar de forma conjunta. Han pasado ya dos meses desde la última vez que se reunieron en un acto conjunto y fue la Gala Fallera. La del lunes de San Vicente es bastante más solemne y con otro carácter.

La jornada de ayer se convirtió, de este modo, en una particular pasarela de indumentaria. Pero a los miles de asistentes al acto en la matinal del lunes -muchos de ellos atraídos por la presencia de niñas y señoritas- también se guían por un aspecto inherente a la fiesta y que se empieza a asomar en el horizonte: quién ocupará el trono que, actualmente, ostentan Raquel Alario y Clara María Parejo. A la Procesión Cívica ya se le llama la "pre-pre-preselección", un juego de palabras porque la de la Mare de Déu ya tenía el título de "pre-preselección".

Este año, 346 adultas y 344 niñas han ocupado los cargos de fallera mayor e infantil de la ciudad. Gran parte de ellas tomaron parte en el festejo, al que se accede por invitación, en gran medida por proximidad geográfica del altar de turno, aunque no es condición indispensable.

También estuvieron presentes las falleras mayores del pasado año, Alicia Moreno y Sofía Soler, invitadas por la fiesta de los Niños de la Calle San Vicente, y las dos actuales, Raquel y Clara, que son las últimas invitadas al cortejo antes de las clavariesas de la ciudad de años anteriores y la del presente año, Carmela Morell. Tambien desfiló este año por primera vez la "regina dels jocs florals", Noelia Durban.

No todo son falleras mayores de comisiones las que desfilan vestidas de valencianas, puesto que hay altares que tienen la indumentaria tradicional como forma de vestir en el desfile, luciendo bandas o carambas con los colores blanco y negro propios de la fiesta vicentina.