Montse Catalá continúa al frente de comunicación y promoción exterior, lo mismo que Inma Guerrero con cultura y archivo. El vicepresidente cuarto es Josep García Bosch. Toda una sorpresa pero, seguramente, será el que más felicitaciones reciba en los próximos días. Es el premio a una de las personas más fieles al organismo fallero. Ha trabajado con todas las directivas, con todos los colores políticos imaginables, sin destacar más allá que por su trabajo y por su voz. Es «La Voz de la Ofrenda», festejo en cuya dirección participa activamente y quien la presenta y clausura año tras año. Es el más veterano miembro de la Junta Central Fallera en la actualidad con 41 años ininterrumpidos.

La última vicepresidencia es para Estefanía de Julio Riesco. Es una cara conocida en la fiesta por diferentes motivos. Es una activa fallera de Santa María Micaela, un colectivo que es un verdadero poder en la fiesta. Perteneció a la corte de honor de 1999 y tiene un notable bagaje en diferentes ámbitos de la fiesta, incluyendo todos los relacionados con su cometido: protocolo, pero también en la indumentaria, bailes tradicionales, etcétera. Es higienista dental y delegada comercial de una multinacional de implantes. La primera felicitación era la de su marido y presidente varios años de dicha comisión, Felipe de los Ángeles.

Pere Fuset no desaprovechó para recordar a los que no continúan en la directiva: José Martínez Tormo, José Acosta y Merche de la Guía. Esta, de todos modos, sí que estará en el organismo fallero como delegada de sector y será adscrita a una delegación. «No tengo más que palabras de agradecimiento para todos ellos».

Fue especialmente cariñoso con Martínez Tormo por el trabajo desempeñado y no menos con José Acosta, presente en la zona de graderío. Si alguna vez hubiese que presidir el congreso fallero «yo haría campaña por ti», a la vez que reconoció lo difícil que es conjugar la presencia en la JCF "con la vida laboral". El resto de cargos intermedios (delegados y secretarios) y los asesores de libre designación se conocerán la próxima semana en el pleno ordinario del mes de mayo.

No podían ocultar los nuevos directivos una mezcla de satisfacción (nadie les ha obligado) y temor (son nuevos y saben que el patio está revolcado). Sin duda, quien más atención acaparaba era Josep García Bosch, el decano de la JCF, quien reconocía que «primero le dije a Pere Fuset que no, pero me dije que me lo pensara. Me ha costado por miedo, pero finalmente me visto que es un reconocimiento a una labor y es un orgullo enorme, aunque tenga que reconocer que me todavía me tiemblan las rodillas». Seis alcaldes y una decena de presidentes de la JCF han pasado por la historia desde que llegó a la JCF «en el ejercicio 76-77». Ahora aseguraba que «si he asumido el cargo es porque hay un equipo enorme en todas las delegaciones que es fantástico».