Ganar tiempo, destensar el ambiente y tratar de entender que todos están en el mismo barco y que este necesita reflotarse. Estas son algunas de las ideas con la que acabó ayer la reunión que mantuvieron tres de las cuatro patas que conforman la institución fallera: la directiva de la Junta Central Fallera (con sus hombres fuertes, incluyendo al vicepresidente primero Javier Tejero, el secretario Ramón Estellés y los asesores Ramón Lluch y Susana Remohí), los delegados de sector (Carlos Amorós, Joaquín Esteve y Ángel Santamaría) y la Interagrupación (con prácticamente toda su plana mayor, con el presidente Jesús Hernández Motes al frente). Faltó el ayuntamiento -se pensaba que podría asistir algún asesor municipal, pero finalmente no se produjo-. Y, de hecho, la reunión no dejaba de tener como objetivo fundamental ir acercando el camino hacia una normalización de la situación, que pasa por la petición de la Interagrupación de que regrese el presidente, Pere Fuset, a su cometido. Una reunión calificada por todas las partes como correcta, cordial y constructiva.

Las reuniones volverán a celebrarse en septiembre aunque, tal como dijo el portavoz de la JCF, Ramón Estellés, «si fuera necesario antes, siempre estaremos todos dispuestos a ello» y se llegó, de alguna forma, al pacto tácito de dar por finalizado el ciclo de comunicados y declaraciones.

De momento, las reuniones con el ayuntamiento se mantienen dentro del calendario previsto, que incluye el relacionado con el calendario de las carpas como cita más importante a corto plazo. Hay que recordar que la pasada semana ya hubo una reunión de la comisión de seguimiento del Patrimonio de la Humanidad y la Interagrupación ya sentó a la mesa con el concejal; en concreto, el secretario José Ynat.

Por lo que respecta al Congreso Fallero, se mantiene la idea de celebrar reuniones preparatorias, que podrían empezar en el mes de octubre, con los ánimos más apaciguados. La encuesta es un tema que sigue siendo competencia exclusivamente municipal, por lo que hay que contar con que los resultados se darán a conocer en breve sin ninguna declaración al respecto por parte de las entidades falleras.

En definitiva, la reunión, sobre la que tanto Estellés como Hernández Motes coincidieron en denominar como de «acercamiento de posturas» supone un primer paso hacia la vuelta a la normalidad. El hecho de que la nueva directiva no esté «quemada» a pesar de ser designación directa de Pere Fuset ha permitido a ésta servir de puente de cara a esa normalización de relaciones. Una reunión que también sirve para demostrar el peso que han alcanzado los delegados de sector, hasta ahora alejados de los sectores de poder.