La entrega de los ninots indultados en las pasadas fiestas, obras de Joan Blanch y Manuel Algarra para Duque de Gaeta y Almirante Cadarso, más el cartel de fallas y el retrato de la fallera mayor, Raquel Alario, supuso la incorporación ayer de nuevos fondos a un espacio saturado: el del Museo Fallero de Monteolivete. Tanto, que el director del mismo, Gil Manuel Hernández, reconocía que «ya no queda más que para dos años de ninots y una fallera mayor más. Si, como huecos, podríamos encontrar algo más, pero ya estamos hablando de espacios imposibles». Y complicado resulta imaginar que, como en cualquier otro museo, los fondos ahora exhibidos fueran rotando. Además, el Museo Fallero es una exposición muy sesgada de la enorme riqueza de la fiesta.

Gil Manuel Hernández ya hablaba ayer nuevamente del «Museo Etnológico», que incluya todas las facetas de la fiesta en un espacio más amplio.

El proyecto con el que trabaja el ayuntamiento ya está decidida: finalmente se decantan por mantener el Museo en su actual emplazamiento. Se considera que es un buen lugar, cerca de una ruta muy visitada como es la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Y los números así lo demuestran: es uno de los más visitados de la ciudad y su crecimiento es exponencial: «el año pasado tuvo 93.000 visitas y en los primeros seis meses ya hemos alcanzado los 62.000».

Pero para ampliar el recinto es necesario trasladar la sede de la Junta Central Fallera, cuyas oficinas están en el antiguo convento, cuartel y cárcel de Monteolivete desde el año 1996. Una vez desalojada sí que existe una disponibilidad de metros cuadrados más que suficiente para hacer un museo que reúna todas las características de la fiesta.

Pero trasladar unas oficinas en las que diariamente trabajan muchas personas requiere un espacio que no desmerezca. Ahora mismo, el ayuntamiento trabaja con él plan más estudiado: un solar de uso dotacional educativo en la Ciudad Fallera y una construcción de nueva planta. Las previsiones hablan de que, en el mejor de los casos, en la actual legislatura pudiera materializarse el proyecto. Otra opción es adquirir una nave y reacondicionarla como «loft» de oficinas a dos alturas. Pero ese proyecto seguramente requeriría de la necesidad de adquirir más de una nave y que fueran contiguas. Hay que tener en cuenta que la actual sede incluye un salón de plenos y salas de ensayos y reuniones, aunque el Gremio de Artistas tiene un salón al que siempre le viene bien aumentar sus usos. En cualquier caso, se estaría hablando de un presupuesto que, entre una y otra obra, llegaría probablemente a los cuatro millones de euros y que requeriría un esfuerzo extraordinario.