Unos años antes de que Lucía Serrano naciera (ella tiene 21 y estamos hablando de hace 25), este apellido se encaramaba a lo más alto de la fiesta con el nombramiento de su prima, Carmen, al trono de los infantiles de València. Pero esa torrentera de sensaciones la pudo vivir en primera línea cuando Claudia Villodre ocupó ese mismo cargo. «Viví en su casa la llamada. Tenemos una relación excepcional y son, como se dice en estos casos, la familia que hemos elegido. Fue un año muy intenso. Yo todavía estaba en el colegio. No pude vivirlo tan intenso como habría sido ahora, pero me quedo con lo que viví, que fue mucho y bueno». Claudia en 2016 y Paula Ibáñez en 2016. Si a la comisión de Reino de València le ha dado por entrar en racha con los años pares, los augurios para ella serían los mejores.

Aficionada a música «que no necesariamente es lo que escucha la gente de mi edad, como Whitney Houston», esta estudiante de ADE está rodeada de orígenes patrimoniales por todas partes: de padre valenciano y madre cordobesa. «No sabía que iba a ser fallera mayor. Tenía muy claro que sabía, pero no cuando. Pero me hacía mucha ilusión serlo, precisamente, con Daniela, la hermana de Claudia. Nos dieron la sorpresa un once de junio». Ya estuvo cerca en el verano y otoño de 2005. Superó la preselección, pero se quedó a un paso de la corte infantil de Nuria Llopis. En aquella época fue dos veces fallera mayor infantil «porque era el primer año de presidente de mi padre (Santiago Serrano), no había y repetí porque me gusta mucho todo y porque así le acompañaba. También fue una experiencia especial». Pasaron los años, creció y entonces llegó este tercer reinado, nuevamente acompañada de papá. «¿Pesado ir con tu padre a todas partes? Todo lo contrario. Sirve de una gran ayuda y siempre me ha acompañado. Con más motivo este año». Un ejercicio en el que su comisión celebró 50 años de plantà ininterrumpida y del ninot indultado del «Peixcador». En el 51 estaría bien seguir sumando éxitos de su mano.