Lidia es de origen griego por el nombre, pero paternera por residencia y por ancestros. De lo primero sabe que «fue idea de mis padres y es por Nidia Caro, la cantante». De lo segundo, todo, absolutamente todo: «fui la fallera mayor de Paterna en el año 2006. Y pertenezco a la comparsa cristiana Artal de Luna». Y más: «llevo tirando en la "cordà" desde hace diez años». Y llega sin un rasguño, felizmente casada y felizmente madre (la niña no se llama Nidia, sino Nuria) al momento culminante representando a una comisión de la que ha aprendido la lucha por la supervivencia: Portal de Valldigna-Salinas. «Llegué allí a través de amistades y que la familia paterna de mi madre son del barrio. Hace tres años y la verdad es que estamos viviendo un momento ilusionante. Estábamos justitos, justitos, y ahora estamos reflotando. Somos una falla humilde y familiar y mi año de fallera mayor ha sido perfecto. No podía pedir más». La falla infantil lo ganó todo, «el mejor ninot, el primero de ingenio y el de falla» y ven el futuro con mucho más optimismo en uno de los lugares más privilegiados de la ciudad. Si Nidia consigue el éxito habrán pasado 25 años desde la última presencia de la comisión del Carmen en el grupo privilegiado con la entonces niña Estefanía Reus.

Su vinculación con las fallas aún lo es más por la cuestión profesional. De hecho, está en uno de sus epicentros. «Trabajo en la tienda de indumentaria de Álvaro Moliner desdeel mes de diciembre. De hecho, fue a través de las falleras mayores del Carmen. Me decían: "te tiene que conocer" y la verdad es que me conoció y allí estoy». Habría vivido en primera línea experiencias con la fallera mayor de València, pero, como se recordará, las nuevas normas sobre regalos de trajes cambiaron y Raquel Alario no pudo recibir el de la inauguración de la Exposición del Ninot. «El gesto de Álvaro ha sido muy bonito: hacer el traje, subastarlo y donar el dinero a Casa Caridad». También ha estudiado para esteticista y maquilladora. Todo en uno para la profesión fallera.