Las alegrías y las satisfacciones varían en función a la vida de cada comisión de falla. Y lo que para unas puede parecer un premio menor, a otras les hace vivir un estado de felicidad casi permanente. Es lo que sucede con Carteros-Litógrafo Pascual y Abad, una quintaesencia de comisión «de barrio» que, bajo la advocación de Laura Fernández, está recibiendo las recompensas que tantas veces les habían sido esquivas. «El pasado mes de marzo conseguimos premio de falla por primera vez en 35 años de vida». Tan solo tenían un premio de ingenio, de esos que se daban como pedrea, allá por 1997. Y el caso es que para nada plantan ni la falla más pequeña ni la más fea, pero pasaban los años y la varita les era insistentemente esquiva. Pero el 16 de marzo, la historia cambió: «Estábamos haciendo los playbacks y en el último, al presidente cogió el micrófono y nos dijo que habíamos logrado el premio. Una locura, una satisfacción enorme. Todos saltando de alegría. Ya el día antes nos habíamos llevado una decepción porque corrió el rumor de que teníamos premio con la infantil y luego fue que no». Y ahora, embalados: «por primera vez tenemos dos preseleccionadas». Ella y Sara Rodríguez. Dos oportunidades para engrosar un paseo de la fama que, hasta el momento, sólo tiene una estrella: la de Virginia Gómez en el año 2010.

Laura estudia Diseño y Desarrollo de Productos en la EASD y, para sacar un sueldo, trabaja en el restaurante del Bioparc. «Quise ser arquitecta, pero al final quería diseñarlo todo, no sólo edificaciones. Hay tantas cosas por hacer€». Desde un coche a una botella€ o un cadafal. «Quise ser artista fallera porque me gusta diseñar y plasmarlo, además, con un guión crítico, sería ideal. No descarto hacer los dos años en cualquier momento».

Pertenece a Carteros por estar cerca del vecindario. Pudieron ser de la plaza Segovia por cercanía, pero una vecina las llevó en dirección a su hogar fallero. «Fui fallera mayor infantil en 2008. Ya era bastante mayor». Y ahora fue candidata única. Como único puede ser su remate de reinado si el destino quiere seguir guiñándoles el ojo.